viernes 29 de marzo del 2024

Un polémico apoyo de figuras y leyendas

El candidato derechista Jair Bolsonaro, hincha del Palmeiras, recibió la adhesión de su club y de astros como Ronaldinho y Rivaldo.

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Apenas queda el recuerdo de la Democracia Corinthiana, aquella experiencia mítica de autogestión que en los ochenta lideraron Sócrates y el entrenador y sociólogo Atilson Monteiro Alves, y que pedía, a través del fútbol y del Corinthians, elecciones libres y el fin de una dictadura que, para Jair Bolsonaro, cometió un grave error: torturar y no matar. Ahora, más de treinta años después, el fútbol brasileño invirtió su rol y muchos de sus futbolistas –incluso viejas estrellas– dicen a viva voz que votarán al candidato ultraderechista que hoy puede ser elegido presidente del país más importante de Sudamérica.

En todos estos meses, poquito a poco, los futbolistas que juegan en los diferentes clubes brasileños hicieron explícito su apoyo a Bolsonaro. La imagen colectiva más fuerte sucedió a principio de mes, cuando casi todo el equipo del Atlético Paranaense –incluido el argentino Lucho González– salió al campo con una camiseta amarilla con una frase en el pecho: “Vamos todos juntos por amor a Brasil”, una de las muletillas que repitió en este tiempo el candidato del Partido Social Liberal (PSL). Paulo André era el único jugador que rompía el monocromático amarillo en el estadio de Arena da Baixada, de Curitiba, Paraná, la ciudad donde está preso desde abril Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente brasileño. Paranaense recibió una multa de 70 mil reales por ese acto político en el estadio.

El legado roto. Antes de morir, en 2011, Sócrates había dicho, en el documental Mundialito, que en Brasil hacía falta un decreto o una reforma legal para obligar a los jugadores a formarse. “El futbolista es muy importante para las futuras generaciones en un país como el mío. Es la persona más oída. Es la referencia de mucha gente”, teorizaba. Ese mismo año, Paulo André fundó un instituto en Campinas para trabajar la alfabetización y las problemáticas intrafamiliares dentro de las prácticas deportivas. Su rechazo a Bolsonaro viene de ahí: tiene una explicación histórica.

Lejos de Curitiba, y con mucha más repercusión internacional por lo que fueron sus carreras, Ronaldinho Gaucho y Rivaldo, los dos ex cracks del Barcelona y campeones del mundo en 2002, apoyaron a Bolsonaro a través de sus redes sociales. “Por un Brasil mejor, deseo que alguien nos devuelva la alegría”, escribió Dinho en su Instagram. Tenía la camiseta 17, el número de Bolsonaro. Se sumó Cafú, aquel cuatro legendario de los noventa, también campeón del mundo en 2002 y 1994, que anticipó su voto a favor de un candidato abiertamente  xenófobo, racista y misógino.

De la otra vereda, Juninho Pernambucano, otro enganche habilidoso de la selección en los noventa y la primera década del siglo, reconoció que no puede entender cómo los futbolistas adhieren al líder del PSL. “Me revuelvo cuando veo a un jugador o ex jugador de derecha. Venimos de abajo, somos pueblo. ¿Cómo vamos a ponernos de ese lado? ¿Cómo vas a apoyar a Bolsonaro, hermano?”, afirmó en una entrevista con El País.

Entre los futbolistas en actividad que mostraron su apoyo al ex militar, el más conocido es Felipe Melo, uno de los rivales de Boca en las semifinales de la Libertadores. Al final de un partido disputado en septiembre, un periodista le preguntó al volante del Palmeiras a quién le quería dedicar el tanto que había convertido. “A nuestro futuro presidente Bolsonaro”, respondió Melo. Bolsonaro es hincha de Palmeiras, el club que el miércoles perdió 2-0 con Boca en la Bombonera. Hoy, si efectivamente el candidato derechista llega a la presidencia de Brasil, recibirá el saludo de Mauricio Macri. La revancha entre Palmeiras y Boca podría ser  para el presidente argentino  una buena excusa para iniciar la conversación.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.