jueves 28 de marzo del 2024

Por qué Mauro Zarate tiene que ser titular ante River

En un mediocampo sin Ponzio, su capacidad para el uno contra uno puede ayudar a Boca a ganarle ese sector del campo, por primera vez, a los de Gallardo.

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Mauro Zárate no puede faltar el sábado en la Bombonera. Boca lo necesita.

El déficit de Guillermo Barros Schelotto son los partidos importantes, los definitorios. Su equipo acumula un historial de derrotas de este tipo: Central por Copa Argentina, River en la Supercopa Argentina, Independiente del Valle en la Libertadores, etc.

Sobre su ciclo pesa el karma de los clásicos. Más allá de un par de triunfos en el Monumental, este Boca juega contra los grandes del país con un ánimo que irrita, que destila sensación de derrota.

Esa tendencia, la de un equipo débil al que le cuestan las difíciles, se explica a partir de ciertos errores de lectura de juego del entrenador.

La famosa "paliza táctica" con que el periodismo sintetiza la falta de criterio para plantear, por ejemplo, los duelos contra Marcelo Gallardo.

No incluir a Zárate entre los titulares del próximo sábado sería un nuevo error.

El exdelantero de Vélez vino a Boca a jugar este partido. Decidirse por Sebastián Villa, repetir el equipo que empató con Palmeiras, es asumir que River va a salir a jugar como lo hace en el Monumental. Que el rival va a dejar espacios para ataques directos con delanteros veloces.

Esa formación, con Villa y Pavón a los costados, fue concebida para jugar ante equipos brasileños, como visitante y con ventaja en el marcador. En la Bombonera sería condenarse a la monotonía de un equipo previsible, sin sorpresa, sin juego.

Boca, como local, ante el River de Gallardo, necesita ganar el mediocampo. Entonces la presencia de Zárate se vuelve una necesidad.

Es necesario para acortar distancias con Pablo Pérez. El capitán termina extenuado todos los partidos.  Algo lógico, a sus 33 años, asumir en soledad la responsabilidad de la creación de juego.

Es necesario también para que entre Wilmar Barrios y el centrodelantero exista un puente que proteja al colombiano de los lanzamientos largos, esos pases que River juega a interceptar en tres cuartos de cancha.

El equipo de Gallardo lastima a sus rivales a partir de la recuperación en ese sector de la cancha (véase la vuelta ante Racing como ejemplo cabal de esta virtud).

Contra Palmeiras, en la Bombonera, el técnico corrió a Zárate a la izquierda. Jugó a tapar los laterales del equipo brasileño. Y el ex Vélez fue víctima de esa estrategia, que desnaturalizó su juego. A pesar de los cibernautas de Twitter que lo acusaban por bajo rendimiento.

El plan salió bien: el cuatro y el tres brasileño no lastimaron esa noche. Como consecuencia, Boca "liberó" el medio. Así surgió la figura, inofensiva, de Felipe Melo. Mero receptor de un espacio que había quedado vacío por decisión del equipo local. A pesar de los cibernautas de Twitter que lo erigieron como crack.

Pero River no es Palmeiras. Liberarle el medio a River, apostar un pleno a los costados, es facilitarle el plan al adversario.

Boca necesita llevar el juego ahí donde River se agranda con pierna fuerte, donde el riesgo de amarilla es altísimo. Ahí donde no tendrá al autor material del plan de Gallardo: Leonardo Ponzio. Es la primera vez que Boca podría favorecerse de ese "carácter" que le atribuyen al rival.

Por eso no puede faltar Zárate. El morfón que desdeña cualquier escenario con su ego de amianto es el que va a instalar el juego ahí.