martes 19 de marzo del 2024

River y un futbolista que no tiene precio

¿Cuánto vale el jugador que dio vuelta la historia del Superclásico decisivo y salvó a River las tres veces que iba abajo en la Superfinal?

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“El futbolista con personalidad suele rendir mucho más de lo que puede, porque su autoestima hace que le importe un carajo lo que piensan de él todos los que están mirando, incluido contrarios y compañeros. Por orgullo. Por audacia. Es mucho más sencillo ser campeón con uno de ellos, que con otro más hábil que no se anima a jugar”, dejó como frase para la posteridad Roberto Perfumo, gloria de River, en su libro titulado “Jugar al fútbol”.

Los flashes, las cámaras y las portadas que estuvieron en el Santiago Bernabeu se han quedado y se quedarán con la larga carrera de sesenta metros del Pity Martínez rumbo a un arco vacío y el remate prodigioso de zurda de Juanfer Quintero que salió como una bala, estrellándose ruidosomente en el travesaño antes de vulnerar el arco. Así es el fútbol mediatizado. Las imágenes venden y, al fin de cuentas, es esperable y lógico que eso pase, cuando se lo piensa como entretenimiento audiovisual.

Pero en el fútbol hay otras dimensiones que exceden lo televisivo, que no resaltan tanto al repetirse en cámara lenta o que incluso puede llegar a no poder verse desde ningún ángulo; y así como renegar de las jugadas que resaltan a la vista y/o atrapan los sentidos, es renegar del deporte en sí mismo, quedarse solo en eso para elegir la figura de la Superfinal es tener una mirada de corto alcance, ver aquello que está solo adelante de nuestra cara, una mirada corta, sin perspectiva para reflexionar. Porque más allá de lo realizado por Martínez, Quintero o Armani, no hay ningún jugador en River, más gravitante en los 210 minutos, que Lucas Pratto.

Pratto fue la figura de River en la Bombonera, fue el hombre que enmudeció un estadio repleto cuando los de Boca todavía estaban festejando y abrazándose por el gol de Wanchope Abila, y fue que participó también indirectamente en la jugada que Carlos Izquierdoz termina convirtiendo en contra el empate (2 a 2). Las dos veces que River perdía en el partido de ida, apareció Lucas Pratto.

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Pero como no hay dos sin tres ni tres sin cuatro, lo mismo pasó en el mítico Bernabéu, poblado de ambas parcialidades. A los diez minutos del segundo tiempo, River perdía y Pratto fue a buscar una pelota en el área, Esteban Andrada, el arquero de Boca, se lo llevó puesto y le cometió un claro penal. Insólitamente, el árbitro Andrés Cunha y el VAR cobraron infracción para Boca por foul del atacante. Cualquiera podría haberse sentido perjudicado, bajonearse y tener una excusa para justificarse al final, pero no así Pratto, que unos minutos después, luego de una pared entre Nacho Fernández y Exequiel Palacios, terminó convirtiendo el gol del empate. Después, vinieron los goles de Quintero y Martínez, y la victoria millonaria.

“Hicimos un gran esfuerzo para llegar a esta final. A principio de año dije que venía a ganar la Copa y en un año lo conseguí, y contra el máximo rival del club. Hicimos historia, estamos muy emocionados, se notó que fuimos superiores”, sostuvo Pratto, al terminar el partido y luego de cargarse todas las responsabilidades del ataque de River, en un partido inolvidable, con Rafael Santos Borré suspendido e Ignacio Scocco lesionado.

Roberto Perfumo considerado uno de los mejores defensores centrales de la historia argentina, convirtió varios goles en su carrera pero nunca tan gravitantes. A diferencia de Pratto (que salió de Boca), comenzó y terminó su carrera en River Plate, donde jugó en inferiores hasta quinta división sin llegar debutar en Primera y en donde se retiró luego de haber sido uno de los referentes del plantel que conquistó el Torneo Metropolitano de 1975, cortando una racha nefasta para River de 18 años sin ganar nada.

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En estos tiempos de bonanza para el riverplatense y a tres meses exactos del segundo aniversario de la muerte del Mariscal, me senté a releer “Jugar al fútbol”, un libro de lectura obligatoria para cualquier amante del fútbol. Ahí encontré la cita para cerrar el artículo en el capítulo titulado “Temperamento y personalidad”, que dice: “Los buenos jugadores se ven cuando su equipo va perdiendo; cuando va ganando hasta el más cagón la rompe".

¿Cuánto vale el futbolista que dio vuelta la historia del Superclásico final y salvó a River las tres veces que iba abajo en la “Superfinal”, la más importante de todas, contra su máximo rival, en un contexto que nunca más se repetirá? Hay cosas que a cualquier precio, terminan igual siendo baratas: Pratto para River, es una de esas.