jueves 18 de abril del 2024

Trungelliti, el tenista que enfrentó a la mafia

Su vida personal y deportiva dio un giro cuando se negó a participar en el negocio de las apuestas. Le ofrecían miles de dólares para dejarse perder.

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Marcos Trungelliti es un tenista argentino que enfrentó a la mafia de este deporte. El santiagueño de 29 años contó su dramática experiencia en una entrevista con el diario La Nación.

Todo empezó a mediados de 2015 cuando supuestos empresarios lo citaron para un sponsoreo de su carrera. Cuando llegó a la reunión se enteró de que la propuesta era otra: arreglo de partidos para el mercado de las apuestas.

"Cuando me propusieron vender partidos pensé: 'No hay manera, esto no es lo mío, no estoy acostumbrado a estas cosas, viviría con una culpa inhumana", contó.

"Pasó eso, yo me iba a los días a Suiza y allá hice el reporte a la Tennis Integrity Unit. Ahí empezó todo, me pidieron información sobre qué había hecho en la reunión, con quién, capturas de pantalla, todo. La ATP nos hace ver un video sobre cómo tenemos que actuar exactamente si te pasa algo así, está todo explicado y nosotros firmamos el programa de anticorrupción. El que dice que no sabe cómo funcionan las cosas es una mentira más grande que la China", agregó.

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El arreglo era el siguiente: le ofrecieron entre 2000 y 3000 dólares por partido de torneos Future, entre 5000 y 10.000 en Challengers y entre 50.000 y 100.000 por encuentros de ATP. Dinero para ir para atrás. Salió espantado de esa cita, que se llevó a cabo en una oficina del barrio de Begrano.

"Entre 2016 y 2017 la persona que me quiso meter en ese negocio no me volvió a contactar, porque además lo bloqueé en WhatsApp, cerré Twitter y Facebook. Y yo estuve más afuera que en la Argentina porque quería jugar más en cancha rápida, me gustaba y quería pasar más tiempo en Europa por cuestiones de logística", dijo.

Uno de los participantes de esta mafia cometió un error. Le escribió desde su celular. Trungelliti envió ese dato a las oficinas de la TIU y estos pudieron vincular ese número con otra causa de arreglo de partidos por las cual estaban siendo investigados otros tres tenistas argentinos: Federico Coria, Nicolás Kicker y Patricio Heras. Ahí, dice, empezó su verdadero calvario.

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La TIU es un organismo de justicia que funciona de manera independiente. Se financia con aportes de otros siete organismos: la Federación Internacional de Tenis , la ATP, la WTA, el Australian Open, el Abierto de Francia, Wimbledon y el US Open.

"LA TIU quiso que yo prestara testimonio en los juicios de Coria, Kicker y Heras. Yo no sabía que ese juicio existía. Sabía que nadie lo iba a tomar bien, pero no me dieron opción de retirarme. Tuve que decir lo que me había ocurrido en 2015 frente a los tres argentinos. Fue horrible. No era yo el único testigo. Los abogados de los chicos dijeron que yo estaba haciendo esa denuncia porque tenía mala relación. Pero eran todas estupideces porque no tenía nada que ver. Me atacaban creyendo que yo los había denunciado y no es verdad: yo denuncié a una persona y esa estaba unida a ellos", cerró.

“Mi cabeza es una fogata, estoy quemado. Desde que llegué que prácticamente no duermo. Siento que si miro mal un poco a uno me quiere cagar a piñas. No soy ni topo ni buchón. No aguanto más".

AM