Gary Medel es el típico jugador que todos quisieran tener en su equipo pero cuando está en contra, sus rivales suelen odiarlo por su temperamento, su forma de ser y su estilo de juego siempre al límite.
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La sensación que dejó el partido entre Argentina y Chile por el tercer puesto en San Pablo es que el trasandino se descontroló y se llevó con él a Lionel Messi con la complicidad del árbitro Díaz de Vivar y los integrantes del VAR que miraron para otro lado.
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Aunque a Medel se lo vio mucho más tranquilo y diplomático a la hora de hacer declaraciones, en el rato que estuvo en cancha y cuando regresó para la premiación se lo vio siempre nervioso y cuando se retiraba cruzó insultos con un grupo de hinchas argentinos que estaban en la platea y para redondear una tarde de locura les arrojó el chicle que estaba masticando. Dentro de dos meses, Argentina y Chile volverán a verse las caras. Messi y Medel seguramente también.
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