martes 16 de abril del 2024

EE.UU. y las razones de un derrumbe esperable

Francia derrotó al más ganador de todos los tiempos, que no estará en el podio del Mundial. El abandono de la tradición y las perspectivas argentinas.

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El ejecutivo Jerry Colangelo diseñó el futuro venturoso de los Estados Unidos inmediatamente después de que la Generación Dorada de la Argentina sorprendiera a todos en el Mundial de Indianápolis 2002 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Aquel conjunto de cracks se llamó con justicia “Equipo de la Redención”, y de su plantel participaron Jason Kidd, Chris Paul, LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, además de un talento irrepetible: Kobe Bryant. El capitán de tormenta, encargado de devolverle la gloria al país y de establecer un compromiso de largo aliento con los mejores jugadores de la NBA, fue el extraordinario director técnico Mike Krzyzewski, quien además entrena a la Universidad de Duke desde 1980.

Durante sus doce años de liderazgo, Estados Unidos jugó 89 partidos y perdió uno. Ese brillo hace aún más estrepitosa la caída en cuartos de final contra Francia, en Dongguan (89-79) de la selección que ganó los últimos dos Mundiales y los últimos tres Juegos Olímpicos. De esta manera, la Argentina respira aliviada por el favor que le hizo Francia, del mismo modo en que los norteamericanos habían celebrado la eliminación de Serbia en manos del seleccionado de Sergio Hernández.

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Es que este Mundial parece no darle el más mínimo resquicio a los sucesos de la vida ordinaria, como si se sintiera cómodo coqueteando permanentemente con la Historia. Y los espectadores lo agradecen.

Mientras Argentina espera para jugar la semifinal contra la Francia de Batum, de De Colo, de Fournier y del cada día más genial Rudy Gobert, queda una pregunta en el aire: ¿Por qué Estados Unidos ni siquiera estará en el podio de China 2019?

En primer lugar, porque las superestrellas, más preocupadas por los Juegos Olímpicos, por el esfuerzo que significaba jugar en China o por la cercanía de la temporada 2019-2020 de la NBA, abandonaron el plantel hasta dejarlo totalmente diezmado. Adiós, entonces, a James Harden, a Anthony Davis, a Damian Lillard, a Tobias Harris, a CJ McCollum, a Bradley Beal, a Kevin Love y a Paul Millsap. Todo ello sin contar a otros fenómenos como Stephen Curry, Kyrie Irving, Kawhi Leonard y LeBron James, que ya habían descartado participar.

En segundo lugar, porque el capitán, Kemba Walker, desapareció durante el partido con Francia. Y en tercer lugar porque Gregg Popovich dirigió al equipo como si fuera una filial de San Antonio.

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¿Qué implicó esto en los hechos? Que en lugar de adaptarse a Estados Unidos, Estados Unidos tuvo que adaptarse a su sistema, lo cual significó un abandono de la tradición de defensa férrea pero ritmo rápido y constantes tiros de media y larga distancia.

Que, teniendo a Brook Lopez y a Khris Middleton, Popovich los haya subutilizado en favor de jugadores ultradefensivos sin gol, en una cancha en la que la línea de tres está más cerca que en la NBA, no requiere adjetivos. Que los conocimientos ofensivos de Steve Kerr, coach de los Golden State Warriors y asistente técnico del equipo, no hayan servido para nada, tampoco.

Así, con la sobreutilización de basquetbolistas discretos como Joe Harris y Myles Turner, y con el uso hasta la exasperación de las habilidades individuales de Donovan Mitchell -una paradoja dentro de un esquema pretendidamente colectivista-, Estados Unidos fue eliminado del Mundial y la gloria lo abandonó. Pero Australia, España, Francia y la Argentina tienen todo para abrazarla.

(*) Especial para 442