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El estadio de Basilea, en Suiza, tiene el privilegio de haber albergado en 1954 los partidos en los que se establecieron los dos resultados más elevados de los mundiales: Suiza venció a Suecia por 7 a 5, y Hungría derrotó a Alemania Federal por 8 a 3. Esta fue la mayor goleada que soportó un equipo campeón, que en esa ocasión se presentó con suplentes.