miércoles 24 de abril del 2024

El Loco en Bilbao: cómo vive el DT que deslumbra

Marcelo Bielsa para en un hotel, tiene una oficina austera, hace docencia a cada paso y hasta se hizo amigo de un grupo de monjas de clausura.

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Sobresaltada, la madre superiora María Teresa Gerrikabeitia entreabrió la puerta del Convento de Santa Clara, de Guernica. No era para menos: rara vez alguien la visitaba a ella o a las otras 14 monjas de clausura (clarisas) que vivían allí. “Soy argentino y entreno al Athletic”, se apresuró a presentarse Marcelo Bielsa, que iba acompañado de su esposa, Laura. Gerrikabeitia develó al diario La Tercera, de Chile: “Nos contó que tenía una tía religiosa y que por ahí se potenció su fe en la oración. Nos comentó que era muy creyente y nos pidió que rezáramos por el Athletic y por él. Y también nos dijo que estuviéramos atentas a la televisión, porque nos saludaría con unos carteles con nuestro nombre”. Dos semanas después, el 17 de octubre, Bielsa colgó dos carteles, con la palabra “Clarisa” escrita, en el banco de suplentes en la previa del partido ante Osasuna, pero el cuarto árbitro le ordenó al instante que los sacara. El Athletic, igual, venció, en San Mamés, 3-1 al Osasuna, pero las clarisas no pudieron ver el partido por televisión: era pago. Lo debieron escuchar por la radio.

La introducción invita a la pregunta: ¿cómo vive en Bilbao el entrenador del Athletic, club con el octavo presupuesto de España que acaba de eliminar a una superpotencia como el Manchester United en los octavos de final de la Europa League (5-3 en el global)?

Bielsa reloaded. No cambió: obsesivo, Bielsa se preocupa hasta del césped de los campos de entrenamiento de Lezama. Por eso, le exige al jardinero, Iñaki, que lo corte como él quiere (no por capricho, tampoco: el Athletic juega a la pelota por abajo). Desde ya, observa videos de sus rivales sin parar (y de paso se los hace ver a sus jugadores: el viernes 2, el atacante Iker Muniain bromeó en una entrevista con Marca TV: “Mañana, con Bielsa, vamos a tener 32 charlas y ver 600 videos”). No tolera que sus futbolistas se distiendan. Va un ejemplo: en la previa de un partido, según reveló el mediocampista Ander Herrera, Bielsa paró la charla técnica para retarlo porque tenía las piernas arriba de una silla. “A veces te dice cosas que no te apetece escuchar, pero es muy educado”, explicó Herrera, la única contratación del equipo para esta temporada (asterisco: el Athletic es un club que compra entre poco y nada y que apuesta, en cambio, a las divisiones inferiores, en las que invierte el 15 por ciento de su presupuesto). Austero, su despacho en Lezama tiene apenas una mesa y dos sillas, y no una computadora ni un televisor. Vive en el hotel Embarcadero, en Las Arenas, lo que le permite salir por las mañanas a caminar junto al mar.

Por lo demás, su ideario futbolístico es irrenunciable: no especula. A veces le sale bien, como ante el Manchester United en Inglaterra (vencía 3-2 y no paró de atacarlo), a veces mal, como ante el Espanyol, que le empató 3-3 al final. Ese día, en la conferencia de prensa, un periodista le preguntó: “¿El Athletic no debió conservar la posesión de una forma más eficaz, señor Bielsa?

— ¿Más eficaz? ¿A qué se refiere: a que no ataquemos?

—Eso lo ha dicho usted, no yo...

—No, no, yo no lo digo. Le pregunto… porque si usted dice que le falta eficacia… bueno, la pregunta, la verdad que… Creamos 15 situaciones de gol y el rival, cinco. ¿No le parece que eso es suficientemente contundente como para no tener que buscar explicaciones diferentes?

—...

—No sé, no me contesta, no sé si está de acuerdo, si no está de acuerdo. Digo, porque su pregunta encierra una opinón. Nosotros defendemos, atacando. Si usted especula, e igual le empatan, va a ser criticada la especulación y reclamada la nobleza, por lo cual, toda esta conversación es inútil.

Pero Bielsa, que dialoga con los periodistas sólo en las conferencias de prensa, también bromea con ellos: una vez, retomó una pregunta que le habían hecho y cuando trató de ver dónde estaba el periodista en cuestión, advirtió que ya se había ido (“lo debo haber aburrido”). Otra vez, le preguntaron por qué durante el partido con el Villarreal hacía caminatas de 13 pasos: “El paso 12 lo hago más extenso y el 13, más corto”, respondió, sonriente.

Porque Bielsa también se relaja muy de vez en cuando: los entrenamientos son siempre a puertas abiertas y hasta hace reír a carcajadas a los hinchas (por ejemplo, cuando en una práctica le gritó “¡Fantástico enano, qué zurdita, pequeñín!”, a Muniain, según escribió el periodista Martí Perarnau). A veces, incluso, los dirige con niños que hacen las veces de ayudantes de campo, a los que ve en la tribuna y los invita a acompañarlo (Javier Nieves, de nueve años, había “hecho todos los deberes” en el colegio y por eso Bielsa lo había invitado, según confió su padre. “Bielsa me pedía que le dijera a Markel Susaeta que tirara los córners fuerte”, contó el niño). Firma autógrafos y se saca fotos. Les regala entradas a niños que no pueden pagarlas. Y a veces hasta invita a los policías motorizados que escoltan al equipo hasta el aeropuerto a cenar con ellos.

De última, a Bielsa no lo llaman Loco porque sí.

Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.

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