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Desde su llegada como entrenador de River Plate, allá por el segundo semestre de 2014, Marcelo Gallardo le adjuntó roce y títulos internacionales a un equipo que estaba lejos de esos planos.
Con un plantel que demostró un gran volumen de juego colectivo, y con interesantes movimientos individuales de Leonardo Pisculichi, el uruguayo Carlos Sánchez y el colombiano Teófilo Gutiérrez, más un sólido bloque defensivo, River se dio el gusto de cortar su sequía internacional y ganarle la Sudamericana 2014 en la final a Atlético Nacional de Medellín.
El primer grito de 2015 se dio en la Recopa Sudamericana contra San Lorenzo, con dos triunfos y de la mano del oriental Sánchez.
Pero, el objetivo de 2015 era la Copa Libertadores y, después de una tormentosa fase de grupos, el equipo se potenció en la serie de octavos de final frente a Boca Juniors y a partir de allí se encaminó al título, venciendo en la finalísima a Tigres de México.
Días después de levantar la tercera Libertadores de su historia, River viajó a Japón para jugar con el campeón de ese país por la Suruga Bank. Otra vez fue triunfo Millonario y el cuarto título de la era Gallardo.
Pero, ese viaje y preparación le jugó caro al plantel y el segundo semestre de 2015 fue para el olvido, con eliminación temprana en el torneo local y en la Sudamericana, en manos de Huracán.
En el Mundial de Clubes de Japón de diciembre, River poco pudo hacer ante el poderoso Barcelona de Lionel Messi y perdió la final de manera contundente por 3 a 0.
Con bajas importantes producto de transferencias, River tampoco pudo hacer en el primer semestre de 2016, al quedar eliminado de la Libertadores en octavos de final y fuera de la pelea por el campeonato.
En este receso, Gallardo rearmó el grupo y trajo jugadores importantes para oxigenar a un equipo que esta noche con la Recopa volvió a escribir su nombre en el plano internacional, un clásico de la era del Muñeco.
Fuente: DyN
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