En una época convulsionada, desde todo aspecto, en el fútbol argentino, en un Superclásico de divisiones inferiores sucedió un hecho de Fair Play invaluable, de los que hoy se ven muy poco.
En la categoría 2003 (chicos de hasta 13 años), el pasado fin de semana River derrotó a Boca. No importa la categoría, perder un clásico siempre deja muy triste a uno mientras el otro festeja. Sin embargo, este fue la excepción.
Aldo Rimbeletti, integrante del plantel del Millonario, que se impuso por penales y se metió en la final del torneo, fue a consolar a uno de los chicos del Xeneize al verlo llorar. Luego, sus compañeros y el cuerpo técnico de River se sumaron.
Respetuosos del rival, los chicos de River esperaron y desataron todos los festejos dentro de su vestuario. Las imágenes del gran gesto fueron difundidas por Fernando Guarini, presidente del fútbol amateur de River.
Los juveniles dejaron su enseñanza en tiempos donde la frase "Fair Play" genera polémica en todos los partidos, sobre todo cuando un equipo no devuelve la pelota.