Está claro que las exigencias, las obligaciones y las presiones del fútbol profesional le dejan poco espacio para el disfrute a los jugadores y una arenga de juveniles de Independiente de apenas 11 años en la previa de un clásico de Avellaneda dividió las aguas por cómo se motivan los chicos, seguramente imitando a sus ídolos y soñando en ser como ellos pero quizá tomando el partido con excesiva seriedad y olvidándose de la parte del disfrute.
Más allá de la persecución que sienten los hinchas del Rojo, el tema trasciende al club y es algo más general en un momento donde el triste papel que hizo la Selección Argentina en el Mundial llama a la reflexión de los dirigentes y a una refundación del fútbol argentino que comience en las divisiones inferiores.
Es cierto que en ningún momento hablan mal del rival para motivarse y eso es para resaltar, como el valorar el esfuerzo de los padres y recordar a los compañeros que no fueron convocados para ese partido. Por eso es que la arenga dio que hablar, ya que algunos resaltaron estos valores de los chicos y otros se lamentan que a tan corta de edad, se olviden de lo más importante para nenes de 11 años: divertirse. Que se instale el debate ya es valioso.
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