Esta vez el Pity Martínez no desató la locura habitual en los hinchas, Franco Armani no sólo no se puso el traje de héroe sino que además tuvo responsbialidad en el primer gol, la dupla central se mostró insegura y ni siquiera apareció la cuota de suerte necesaria para imponerse en la definición por penales y River lo pagó con una eliminación tan dolorosa como inesperada frente al local Al Ain.
Nadie le quitará a este grupo de jugadores el orgullo de haber escrito una de las páginas más gloriosas de la historia del club hace apenas nueve días en Madrid en la final ante Boca pero tampoco podrán sacarle la angustia de no poder cumplir el objetivo, y por qué no el sueño, de disputar la final ante Real Madrid. Después de todo, la expectativa de todo el mundo River estaba puesta en esa hipotética final que todos imaginaban de antemano, y que ahora sólo podría darse en un partido por el tercer puesto si los españoles también pierden ante Kashima Antlers