jueves 18 de abril del 2024

Una liga elitista

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Hoy por hoy no tenemos mucho que envidiarles a los españoles. Ellos viven los efectos de una pavorosa crisis económica que la Argentina ya vivió repetidas veces y soportan el ajuste del cinturón sin terminar de entender las razones. En el fútbol, disfrutan del esperado campeonato del mundo ganado impecablemente y asisten a la interminable pelea entre catalanes y madrileños, representados por Real Madrid y Barcelona.

Son dos modelos bien distintos. Los madridistas gastan lo que no tienen, convocan a multimillonarios para que los dirijan y compran jugadores carísimos. Los catalanes han hecho escuela con su escuela, justamente. Desde La Masía han formado un plantel rico, talentoso y con un envidiable buen gusto a la hora de jugar.

Sin embargo, para quien escribe el torneo español está herido de muerte. Es insoportablemente previsible. Veamos: con once fechas jugadas, Real Madrid ya le sacó 6 puntos al tercero, Villarreal, y 9 a la dupla Valencia-Sevilla, que comparte el cuarto lugar. Barcelona está ahí, a una unidad de los madrileños. La pregunta es: ¿Cuántos puntos habrá de distancia entre el Madrid, el Barsa y los demás?

Esa es la clave del tedio. Dos equipos juegan por el título, los otros 18 se pelean para arañar la clasificación a la Champions

o a la Copa Europea y tratan de escaparle al descenso que envuelve, inexorablemente, a los tres últimos. El dominio del Real y el Barsa es apabullante, estremecedor: ganaron 21 de los últimos 25 torneos de Liga, con apenas dos campeonatos del Valencia (el último en 2003/04), uno del Atlético Madrid y otro del Deportivo La Coruña en el medio.

¿Cuál es la gracia de un torneo como el que se jugó la temporada anterior? Barcelona sumó 99 puntos, 28 más que el tercero Valencia y 36 más que el cuarto Sevilla. ¿A quién le sirve un campeonato así?

Revisando las tablas de posiciones recientes, se observa la repetición del fenómeno entre madrileños y catalanes en cinco de los últimos seis campeonatos, salvo en 2007/08 cuando el Villarreal del chileno Pellegrini se metió entre ambos, sacándole diez puntos de ventaja al Barcelona.

La verdad que asistir a partidos con un final anunciado y a torneos para muy poquitos no entusiasma a nadie salvo a los hinchas de los dos poderosos. Si comparamos con el más duro fútbol italiano, veremos que en los últimos 25 años hubo 7 títulos para Juventus, 6 para Inter (que ganó los 5 más recientes), 7 del Milan y después alternaron Nápoli (2), Roma y Sampdoria. Un poco más de apertura, no todo más concentrado como en España.

Afortunadamente, en el fútbol argentino hay un componente de imprevistos, casualidades, azares y suertes diversas que han provocado una paridad asombrosa a la hora de definir torneos. Si bien Estudiantes y Vélez se han escapado en el actual torneo Apertura 2010, vale la pena recordar que ocho equipos diferentes han ganado los últimos ocho campeonatos. ¿Será por eso que se quiere volver a los campeonatos largos? ¿Es que los más poderosos han perdido esa hegemonía que antes tenían? ¿Son garantía hoy los torneos más extensos de que los grandes tendrán ventaja?

Más allá de lo que uno pueda disfrutar con Messi y sus muchachos, el torneo español no transmite interés, excepto por ese buen gusto de los catalanes y la indudable calidad de muchos futbolistas del Real Madrid. Por lo demás, es una máquina de producir resultados previsibles que terminan con las mismas figuritas peleando por ser campeones. Como si fueran los únicos habilitados para hacerlo. Una pena.

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