jueves 25 de abril del 2024

Falcioni debe ser campeón

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Julio Cesar Falcioni descansa feliz y tranquilo en Mar del Plata. El miércoles será presentado como nuevo técnico de Boca Juniors. La salida de Banfield no fue sencilla. Es el entrenador más importante de la historia del club: lo llevó a la Libertadores, logró un subcampeonato y el inolvidable Apertura 2009, justo en La Bombonera.

Carlos Portell, presidente del Taladro,  no quiere quedar ante el mundo Banfield como un boludo. Todavía le duele cuando en 2005 Falcioni le prometió irse a Boca o quedarse en Banfield para finalmente firmar con Independiente. Aseguran en el sur que el Número 1 del club tiene cosas para ventilar de la salida del Emperador, del que entiende no debió irse de su casa por la ventana.

Ventiló en el vestuario hace un tiempo que se iba del club y el equipo sumó un solo punto de los últimos 18. Banfield le pagará a Falcioni el sueldo de noviembre atrasado y diciembre cuando corresponda, mientras que el DT deberá devolver las primas adelantadas cuando renovó su vínculo en junio de este año.

El flamante entrenador boquense quería llevarse  al Dr. Gustavo Ríos a Boca para acelerar las rehabilitaciones de los players xeneizes. También al segundo preparador físico del club. Ambos se quedarán en Banfield.

Tantas eran las ansias de Julio César de llegar al mundo Boca que su contrato será inferior al actual. Boca le pagará 1 millón de dólares para todo el cuerpo técnico mientras que Banfield le abonaba 1.200.000 dólares, en ambos casos para todo el cuerpo técnico y libres de impuestos.

Los que más conocen al futuro DT de Boca Juniors cuentan que su mayor virtud es darle a sus dirigidos toda la información posible acerca de los rivales. A lo Bielsa, da muchos detalles que facilitan las situaciones de juego a sus futbolistas a la hora de la verdad, como lo hacía la dupla López-Cavallero en el Deportivo Español de 1985.

Es también un entrenador que les dice las cosas de frente a sus alumnos. No en caliente apenas terminan los partidos, pero sí durante la semana. Falcioni es serio, profesional y vivo. Cuando llegó a Banfield por última vez, Walter Erviti estaba peleado con los hinchas del Taladro. El DT lo protegió, lo cuidó, se lo puso de su lado. Hoy es el ídolo indiscutido. Su misión será hacer lo mismo con Juan Román Riquelme: el tiempo dirá si lo logra o no.

La relación con el ídolo no será el único desafío para Falcioni. Deberá conseguir que Martín Palermo se retire bien de Boca, lograr que el Titán disimule los problemas de movilidad que tiene en el final de su carrera. Hacer un equipo que no solamente le tire centros al goleador. Deberá encontrarle un nuevo socio como antes lo fueron Guillermo, Palacio o Delgado.

¿Será Darío Cvitanich la solución?  ¿Cómo llevará a la promesa del club, Sergio Araujo? ¿Cómo contendrá la ansiedad de Lucas Viatri por ser titular? ¿Podrá recuperar al mejor Battaglia? ¿Logrará que Riquelme arranque el Clausura en febrero o el enganche seguirá abonado al consultorio médico? ¿Aceptará la llegada del veterano de guerra Rolando Schiavi? ¿Volverá a confiar en Lucchetti como lo hizo en Banfield?

Por supuesto que el mayor desafío de Falcioni es volver a hacer de Boca un conjunto ganador. El club lleva dos años sin ganar nada. El Apertura 2008 del equipo de Ischia en el triangular con Tigre y San Lorenzo quedó muy lejos. Encima, en las últimas horas Javier Ruiz manchó esa conquista haciendo referencia a algunos arbitrajes polémicos. Boca se acostumbró a no jugar la Copa Libertadores. No lo hizo en 2010 y tampoco lo hará en 2011.

Boca es en la vida de Falcioni un sueño por supuesto, pero también una revancha. Ya estuvo en otro grande, Independiente, donde los 54 puntos ganados en la temporada no le alcanzaron para que Comparada le renueve el contrato. Al difícil público rojo no le gustaba el 4-4-2 como sistema de juego, sin enganche. Está discusión en Boca no tiene lugar, si Riquelme está sano Boca juega con número diez.

Recuperar la mística de La Bombonera es otra consigna clara del nuevo director técnico. A Boca ya se le animan todos.

El objetivo y la obligación de Falcioni es ser CAMPEÓN. La historia, la hinchada y las estrellas que tiene Boca en este mediocre fútbol argentino no pueden tolerar una expectativa menor que meterse en la pelea de Velez y Estudiantes por ver quién es el mejor de la Argentina.

Parte de la tarea del Emperador será humana: lograr que las paredes del conflictivo vestuario en el que mandan Riquelme y Palermo se callen por un tiempo. Si consigue encolumnar al grupo como en la etapa de Bianchi para ganar olvidando diferencias personales, buena parte del trabajo estará hecho.

Es un duro; los que lo fueron a buscar creen que no se lo van a devorar como les pasó a Borghi, La Volpe y Basile en los últimos tiempos. Los clásicos con River el 22 de enero y el 2 de febrero marcarán una primera impresión con la hinchada boquense. A trabajar Julio, en Boca no queda otra que salir campeón.