jueves 28 de marzo del 2024

Los dilemas de Miguel Brindisi

Alejandro Fabbri opina sobre el duro torneo que se le viene a Independiente. ¿Qué clase de refuerzos debería traer el técnico para lograr el ascenso?

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Ni remotamente Miguel Ángel Brindisi se imaginaba lo que se le venía. Días antes de su llegada a la dirección técnica de Independiente, el famoso crack de Huracán y Boca, se divertía opinando y entregando conceptos precisos en un canal de cable, participando de un programa liviano sin demasiados juicios comprometidos. Sin embargo, llegó el ofrecimiento y se calzó el buzo para intentar enderezar el maltrecho presente del club de Avellaneda.

Logró alguna mejoría, pero el paciente estaba muy enfermo y la enorme ilusión que se había forjado en los primeros partidos del ciclo Brindisi, se fue apagando hasta deshilacharse y terminar llevando al club al primer descenso en su enorme historia deportiva. El técnico no se quiso bajar del barco y decidió quedarse para volver rápido a la Primera A.

En el medio, un grueso grupo de futbolistas dejó Independiente y de a poco, casi en cuentagotas, están llegando los nuevos. Parecieran ser todos o casi todos, hombres formados en la Primera A y no en las duras categorías de ascenso. ¿Es una buena decisión hacerlo de esta manera? Los ejemplos abundan y son contradictorios: River completó su plantel posterior al desastre ante Belgrano y lo hizo con jugadores de experiencias exitosas en lo más alto. No le alcanzaba con Cavenaghi y el Chori Domínguez, necesitó de Ponzio y Trezeguet para asegurar su vuelta a los domingos. Sufrió mucho y obtuvo el premio mayor en el segundo tiempo de la última fecha del torneo Nacional.

Rosario Central mantuvo la base que había descendido, le agregó nombres de jerarquía y no pudo subir, algo que sí aprovechó Quilmes, que mantuvo la misma filosofía que los rosarinos. Aquel campeonato tenía cuadros poderosos, estaban Gimnasia de La Plata, Huracán, Instituto de Córdoba, los tucumanos de Atlético, fue altamente emotivo y competitivo. A los grandes les costó, al súper grande también le significó un esfuerzo tan monumental como su estadio.

La duda es sencilla: ¿jugar con hombres de la divisional o traer muchachos de la A? Hoy por hoy, ya han firmado su vinculación con el Rojo, dos mediocampistas centrales: Razzotti y Alderete, con orígenes en Vélez y Gimnasia, aunque Alderete luchó en el ascenso y conoce la dureza de la categoría. Lo mismo que su ex-compañero Penco, el hombre pensado para conducir el ataque de Independiente. Menéndez jugó en Lanús, Quilmes y el fútbol ecuatoriano, en tanto Martín Zapata lo hizo en las dos categorías y últimamente se lució en Belgrano.

Está claro que no alcanza con esto, que Cristian Tula –el caudillo del plantel- tiene una rica historia en el fútbol de ascenso y está en condiciones de llevar la voz cantante, sabiendo que ni el propio Brindisi tiene historia en la segunda división y varios de los que se quedaron (Velázquez, Montenegro, Morel Rodríguez, Miranda) nunca imaginaron que lo harían ahí.

Se fueron los más grandes (Central, Gimnasia), quedan equipos fuertes como Huracán, Talleres de Córdoba, Banfield, Unión, los sanjuaninos de San Martín, el Gimnasia jujeño y el Atlético tucumano, pero faltan aquellos poderosos de billetera fácil que se entreveraron con el único fin de subir muy rápido. También hay varios humildes que llegaron sorprendiendo a todos: Brown de Adrogué, Villa San Carlos, Sportivo Belgrano, además de los ya conocidos Crucero del Norte y Douglas Haig. A tal punto resulta novedosa la participación del popular cuadro de Avellaneda, que once de los equipos participantes nunca enfrentaron a Independiente en su vida.

Presiones de los hinchas y de los medios de prensa, una Comisión Directiva jaqueada por los violentos, pero también porque con sus desaciertos deportivos en los últimos meses hipotecó buena parte del crédito que construyó luchando para erradicar la corrupción y la barra. No alcanzó. Todo lo tendrá que absorber Miguel Brindisi, un hombre sereno, con una enorme mochila de éxitos en su espalda y un estilo futbolístico que pretenderá ser flexible ante un torneo repleto de viajes, de canchas distintas y públicos ansiosos por bajar al gran candidato.

La duda planteada al principio, todavía no puede resolverse. ¿Jugadores de la A? ¿Hombres fogueados en el ascenso? ¿Una mezcla inteligente? Insistimos, las respuestas son amplias, pero la realidad es una sola y contundente: es un año para ascender. No hay premio consuelo. Y con este plantel, como se ha conformado hasta hoy, está claro que no alcanza.