jueves 25 de abril del 2024

La sigilosa invasion de los players criollos

Con el Kun Agüero como referente, el Manchester City se llenó de argentinos. Y se convirtieron en ídolos de los hinchas ingleses. Una tendencia curiosa.

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El equipo inglés más argentino de la historia. Así podríamos definir al actual Manchester City, minado de jugadores nacidos en esta parte del mundo que son clave para que los dirigidos por Manuel Pellegrini se consoliden como una de las potencias de Europa.

A tal punto ha llegado la simbiosis entre argentinos e ingleses en ese lado de Manchester –el lado más popular de la ciudad, un club nacido en un barrio fabril pero ahora rico y poderoso por la fortuna del jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan–, que la hinchada del City creó un cantito que hasta no hace mucho tiempo parecía inverosímil:

Tenemos a Nicolás Otamendi/ tenemos al Kun Agüero también/ tenemos a Pablo Zabaleta/ somos los ‘argentinos azules/ los ‘argentinos azules’ vienen por vos/ nuestros argentinos vienen por vos

Con la melodía de Bad Moon Rising, el tema de Creedence que se inmortalizó en el Mundial de Brasil, el video que circula por internet de simpatizantes cantándoles a los argentinos desconcierta a los que pensaron –y aún piensan– que no es posible relacionar a estos dos países.

Lo cierto es que la canción homenaje nació tras la reciente llegada de Otamendi, por quien el City le pagó al Valencia 45 millones de euros. El defensor de la Selección se sumó a una cofradía de argentinos que en los últimos años viene festejando con la camiseta celeste: Pablo Zabaleta, Martín Demichelis y Sergio Agüero.

Pero antes de Otamendi habían llegado otros con menos cartel: el arquero Wilfredo Caballero, del Málaga, y el mediocampista Bruno Zuculini, tras un paso errático y fugaz por la liga española. Y aunque el ex Racing no está incluido en la lista para jugar la Champions League en la fase de grupos, un dato revela hasta qué punto llegó la argentinización del plantel: en la lista se cuentan la misma cantidad de argentinos que de ingleses (cinco).

Que el chileno Pellegrini comande al equipo es un beneficio con el que cuentan los argentinos, siempre vistos de cerca por un entrenador que dirigió y fue campeón con San Lorenzo y River.

La bisagra. Zabaleta, que inauguró esta tendencia celeste y blanca, llegó con los primeros petrodólares del jeque Mansour. El emiratí le compró el City al ex primer ministro de Tailandia Thaksin Shinawatra, y enseguida convirtió el club en una potencia económica. El ex defensor de San Lorenzo llegó junto al brasileño Robinho, la gran contratación con la que el otro Manchester se presentó en el mercado internacional.

Después llegó Agüero y con él los argentinos fortalecieron su espacio: en su primera temporada, con 23 goles en 34 partidos, el Kun, que venía de ser figura en el Atlético de Madrid, fue crucial para que el City saliera campeón de la Premier después de 44 años de sequía. Agüero, en el minuto de descuento de la última fecha ante el Queens Park Rangers, cuando parecía que la frustración se extendía un año más, festejó quizás el gol más importante de la historia del club. Luego, el City obtuvo otra liga –la de la temporada 2013/2014– y la League Cup. Y en todos estos logros, los argentinos fueron protagonistas.

La caricia de ingleses a jugadores argentinos, por más que resulte curiosa ante la rivalidad deportiva y política entre ambos países, tiene un antecedente. Lo cuenta el periodista británico David Downing en su libro Argentina vs. Inglaterra. Mundiales de fútbol y otras guerras: fue el 3 de abril de 1982, a horas de haber comenzado el conflicto en las islas Malvinas, cuando los hinchas del Tottenham Hotspur gritaron “Argentina, Argentina” cada vez que su ídolo, Osvaldo Ardiles, tocaba la pelota. Fue, también, una respuesta a los silbidos e insultos que recibió el Ossie por parte de la hinchada del Leicester.

En aquel tiempo, eran pocos los argentinos que jugaban en el fútbol inglés. En esta temporada, con el City como punto emblemático, hay 21. Un buen motivo para que los hinchas piensen la rima de una nueva canción.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil

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