Independiente obtuvo un gran triunfo y tomó algo de oxígeno en Santa Fe, donde derrotó a Unión por 2-1 en un partido de trascendental importancia en la lucha por mantener la categoría.
Ernesto Farías marcó los goles del conjunto de Américo Gallego, que cortó una racha negativa de 15 partidos sin ganar en la competencia doméstica. En tanto, el Tatengue, que sigue sin victorias en el certamen, quedó último en la tabla de promedios y su panorama comienza a tornarse gris oscuro.
La tarde era ideal para jugar al futbol y, con más de 22 mil almas presenciando el partido, ambos equipos salieron al campo con la obligación de sumar de a tres por primera vez en el torneo Inicial.
El comienzo del juego tuvo una salida arrolladora del conjunto de Nery Pumpido, que generó su primera oportunidad antes del minuto de juego. Corrían 50 segundos cuando el lateral Ricardo Mazzacotte armó una jugada barbara que lo dejó mano a mano con Hilario Navarro, pero que no supo definir para abrir el marcador.
El Tate era claramente superior en el arranque, ante un Independiente nervioso, que permanentemente cortaba el juego con faltas y no encontraba la manija del partido.
El local tuvo la segunda chance a los ocho, con un desborde de Diego Jara y un centro que Navarro controló antes de que Pablo Magnín pudiera convertir. Pasados los 10 minutos, Independiente apareció con la buena labor de sus mediocampistas le dividió el campo y la tenencia de la pelota a Unión.
El duelo se hizo parejo y trabado y, pese a la intensidad con que se vivía, era poco lo que ambos elencos generaban dentro del terreno de juego. Durante largos minutos, el partido se jugó como una auténtica final, plagado de nervios y con 22 protagonistas que sentían el peso de la trascendencia que el encuentro tenía.
La pelota estaba lejos de las áreas y los encargados de generar juego no entraban en contacto con el balón, dando marco a un partido que, de no ser por el clima que le aportaba el público, era aburrido y muy mal disputado. En este contexto, el equipo del Tolo sacó máximo provecho a la única chance clara que tuvo para ponerse en ventaja.
Corrían 29 minutos cuando el Tecla Farías capturó un balón suelto en el área, giró y definió con clase para doblegar la resistencia de Alejandro Limia y estampar el 1-0 parcial. Unión acusó el golpe y por varios minutos estuvo perdido en la cancha, sin ideas para inquietar a Navarro.
Recién a los 37 el conjunto de Pumpido tuvo una opción aislada, con un remate de Marcelo Sarmiento que por poco Jara no llegó a desviar para establecer la igualdad.
En el comienzo del segundo capítulo, cuando el local intentaba volver a acomodarse y a ser protagonista, el equipo de Avellaneda consiguió estirar distancias en el marcador. Un pase preciso del colombiano Fabián Vargas encontró la diagonal de un Farías que nuevamente con maestría aguantó la carga de Diego Barisone y definió cruzado, dejando sin chances a Limia.
El 2-0 cayó como un baldazo de agua fría para este Unión que no levantó y que fue más de lo mismo. Pumpido apostó por el pibe Juan Cavallaro y tuvo sus réditos, porque el enganche tatengue se puso al equipo al hombro y, en absoluta soledad, intentó una y otra vez pedir la pelota y desbordar. Sin embargo, las ganas del "10" no eran suficientes para vulnerar a la sólida defensa roja, bien plantada y sacando cuanto intento rojiblanco llegara sobre el área de Navarro.
El director técnico local mandó a la cancha a otro juvenil, el delantero Chiapello, y nuevamente obtuvo buenos dividendos. A los 27, cuando el partido parecía estar definido y Unión no generaba nada, una pelota cruzada al área se convirtió en el descuento. Otro ingresado, el chaqueño Cristian Núñez, bajó la pelota de cabeza y Chiapello, entrando libre por el segundo palo, sólo tuvo que empujar la pelota para darle vida a la ilusión santafesina.
Los 15 minutos finales se jugaron decididamente en campo de un Independiente que cedió balón y terreno y se refugió contra el arco de Navarro. Pero el equipo de Pumpido no tuvo ideas para atacar y sólo fue voluntad y nervios en pos de una igualdad que no llegaría.
El Tatengue no encontró la forma de vulnerar a su rival, y sólo contó con un remate del propio Cavallaro que de milagro no fue gol a los 35. Al final festejó Independiente en un partido que valía oro. El Rojo cortó una racha negra en el certamen local y al menos encontró algo de tranquilidad, esa que por ahora Unión no tiene.
Fuente: DyN.
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