jueves 18 de abril del 2024

Una Maravilla de boxeador

Sergio Martínez defendió con éxito su cinturón de diamante de los medianos CMB ante el inglés Derren Beker y va camino a ser el mejor libra por libra.

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Está escrito. En la vida de los grandes campeones mundiales, de los más grandes, hay defensas que hacen historia y otras que hacen números. Les pasó a todos: a Muhammad Alí, a Carlos Monzón, Ray Leonard y, por qué no, también a Sergio Gabriel Martínez, uno de los hombres más talentosos del boxeo de hoy.

Para él, la noche del domingo 2 de octubre de 2011 no quedará en la historia. Nadie hablará de ella como sí lo hicieron de la paliza que le dio a Kelly Pavlik, o sus victorias contundentes ante Paul Williams y Serhy Dzinzuruk, o la pelea que se vendrá en 2012 ante Manny Pacquiao… Pero este triunfo por nocaut en el undécimo round, ante el inglés Darren Barker marcará sólo una página más en su record. Lo alejará otro paso también de cualquiera que pretenda quitarle su lugar en la historia y lo definirá, al fin, como un campeón diferente, distinguido. Tan distinguido como su boxeo…

Ante la mirada de los 15 mil espectadores que colmaron el Broadwalk Hall de Atlantic City, Maravilla Martínez (71, 574 kg) fue una maquina casi perfecta. Una curiosa computadora humana que arroja espontáneamente las cifras de su balance… Que a hasta pudo medir las tarjetas para calibrar su esfuerzo… Asumió todas las posiciones que admite la nomenclatura pugilística: fue ofensivo contragolpeador y peleó en la media y corta distancia cuando la situación lo requirió… Avanzó y retrocedió. Pegó y trabó. Apuró y enfrió. Produjo espectáculo. Y, fundamentalmente, definió el combate en el momento justo.

Es posible que en la fría exigencia crítica puedan incluirse algunos errores: permitir el anticipo permanente del británico y exagerar el boxeo de manos bajas. Pero el propio Martínez, dio una explicación irrebatible: “Me incliné por un trabajo de ablandamiento, no me interesaba la definición rápida; tenía un plan y ese plan se cumplió a la perfección”.

En el replanteo está la respuesta: Barker aspiraba a definir el combate colocando una mano salvadora; Maravilla, en cambio, era conciente que su negocio estaba en la pelea a largo plazo. Y para ello había que cumplir con una condición religiosa en el boxeo: respetar al rival. No darle chance para que esa mano llegue. Trabajar asegurando cada round. Y, además, mantener una dosis de prudencia que consolide la obra.

Cuando el arbitro detuvo la pelea al minuto y 35 segundos del undécima vuelta decretando el nocaut de Darren Barker (72, 253 Kg), causado por un cross de izquierda del campeón, se produjo una nueva alternativa, saliente y vital, a favor del argentino. Esa situación estuvo dada en haber ejecutado al rival cuando las circunstancias lo ameritaban, ya que el retador comenzaba a preocupar con golpes a la zona alta haciendo prevalecer su mayor altura y alcance de brazos. Virtudes que le posibilitaron ganar los rounds 7 y 8 con claridad.

Maravilla, de 36 años, con un record de 48 victorias (27 ko), 2 derrotas y dos empates, mostró aplomo y tuvo una velocidad creciente al cabo de los 33 minutos de combate que lo llevaron a dominar a su oponente, que ofreció mayor resistencia de lo esperada. Por momento confundió al quilmeño, pero el talento creativo del pupilo de Pablo y Gabriel Sarmiento fue decisivo a la hora de la puntuación. Su jab diestro, con la velocidad de un rayo, creó los espacios para que su cross de izquierda – con el que había fulminado a Williams y Dzinziruk- volviese a escena derrumbando al retador europeo.

La categoría pugilística de Martínez no es común en estos tiempos. Tanto que su clase, su expresión siempre talentosa donde están presentes sus rasgos lujosos, lo hacen aparecer como una rara especie que se recorta nítidamente en medio de tantos campeones mediocres. Anoche, en Atlantic City, aprobó la tesis con una luminosa actuación, y se recibió de crack. Ahora su gran anhelo es un choque con el filipino Manny Pacquiao, en 2012. El pacto seria pelear en 68 kilos (cuatro menos que ahora) y entonces, otra vez, además de número, intentará hacer historia…

(*)Especial para 442

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