jueves 28 de marzo del 2024

Messi y Mascherano buscan cortar con el karma

En la Selección mayor nunca lograron ganar un título: el Jefe perdió cuatro finales, y Leo, tres. Hoy enfrentan la posibilidad de romper con esa racha.

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Eso de las deudas pendientes es un tema recurrente en la Selección. Para pensar la final de esta noche no alcanza con recitar de memoria los once titulares, con estudiar los videos de todos los encuentros de Chile ni con la confianza que derrama este equipo que mejora partido a partido. Hay algo más, una circunstancia que prácticamente merodea el terreno místico. Que es inexplicable, irracional. Si no, que lo digan Messi y Mascherano.

Leo y Masche son los dos pilares de esta Selección. Comparten el Barça, considerado el mejor equipo de la historia del fútbol. Ahí ganaron todo lo que se les cruzó en el camino. Todo. Son estrellas, referentes, ídolos. Sin embargo, cuando se ponen la celeste y blanca aparece eso de la deuda pendiente. Y no es porque la Selección no haya llegado a instancias decisivas. Es peor: llegó a las finales y las perdió. Y en la foto de las frustraciones, con las cabezas gachas y el rictus envenenado, siempre aparecieron ellos.

Mascherano suma cuatro finales perdidas, cuatro desengaños: las copas América de 2004, 2007 y 2015, y el Mundial de 2014. Messi no estuvo en Perú 2004, por eso tiene una desilusión menos. El contraste entre estas derrotas y los festejos en España es notable: Messi ganó con el Barcelona 28 títulos, entre ellos ocho de la Liga, cuatro Champions, tres Mundiales de Clubes y cuatro Copas del Rey. Masche suma 15: cuatro Ligas, dos Champions y dos Mundiales de Clubes, y más. La cuestión no pasa por comparar a la Selección con el Barça, por supuesto, sino por algo que se podría llamar destino, karma o maldición.

Cuando el año pasado Chile le ganó a Argentina la final de la Copa América, Mascherano explotó: “No le encuentro explicación. Jugué tres finales y perdimos las tres. Quizá sea yo y tenga que dar un paso al costado para que venga otro”. El Jefecito se autoflageló. En un ámbito como el del fútbol, repleto de cábalas y de acusaciones de mufas, se expuso solo. “Quisiera disfrutar con esta camiseta como nadie y me toca sufrir. La verdad es que esto es un karma y también una tortura”, se sinceró. Y agregó, desolado: “Todo queda muy lejos, soy uno de los más grandes y hay que hacerse cargo de lo que venga”.

Mientras Mascherano hacía catarsis, Messi salió del estadio rodeado por sus compañeros para esquivar los micrófonos. Fue Masche el que habló por Leo: “Está destruido, porque parece un karma, una tortura que tenemos que llevar en los hombros. No hay mucho más para decir. Nos tenemos que ir de vacaciones y dejar que la cicatriz vaya cerrando, en su momento veremos qué es lo que pasa”.

Es cierto que la carrera de Messi/Masche en la Selección no sólo está sembrada de zonas oscuras. También tuvieron momentos para celebrar. El volante exhibe en su vitrina dos medallas de oro de los Juegos Olímpicos. En Atenas 2004, Argentina le ganó la final 1-0 a Paraguay con gol de Carlos Tevez. Cuatro años después, en Beijing, repitió el resultado ante Nigeria. El gol lo convirtió Di María gracias a una asistencia de Messi. Este oro de Beijing fue el único que ganó Leo.

Final, parte II. Pasó casi un año de aquella frustración. El destino, el karma o el fútbol, quién sabe, quiso que se repitieran los equipos. Y la mayoría de los protagonistas. Hoy en Nueva Jersey habrá ocho jugadores argentinos que perdieron en Santiago: Sergio Romero, Nicolás Otamendi, Marcos Rojo, Mascherano, Lucas Biglia, Ever Banega, Messi y Gonzalo Higuaín. En aquel partido estuvieron también Sergio Agüero, que en esta Copa América no logró hacerse un espacio entre los titulares, y Angel Di María, que se desgarró en el debut, justo contra Chile.

Se podrá hablar de nueva oportunidad, de revancha, tal vez de venganza. Lo cierto es que esta noche la Selección enfrenta un desafío mayor: romper con un estigma, con esa inercia de finales frustradas. Otro golpe podría ser letal. Este equipo, que fue de menor a mayor y tuvo momentos de fútbol exquisito, merece coronarse con un título. Pero mucho más lo merecen Messi y Mascherano. En el álbum de sus vidas falta la foto con el trofeo en alto y la camiseta celeste y blanca. Preparen las cámaras. Hoy, tal vez, sea el día.

Martino: “No se puede volver a perder otra final”

Gerardo Martino fue claro. Ayer, en la última conferencia de prensa que ofreció antes de la final de esta noche, afirmó: “No se puede volver a perder otra final”. Y amplió: “Después de lo que pasó el año pasado, la conclusión es que no podemos perder otra final. Pero sigo pensando que la final pasada ya pasó y ésta es una nueva posibilidad”.

Martino se mostró un poco incómodo, contrariado, y sus respuestas ante cada pregunta, hecha por un periodista extranjero o argentino, fueron bastante acotada con relación a otros momentos. “La carga más pesada era llegar a la final y los jugadores pudieron lograrlo. Cambiaría el cómo por lograr una victoria. No por mí sino por los jugadores, que merecen el título”, argumentó.

El Tata también se refirió al gran nivel que alcanzó Leo Messi en esta Copa América: “Hace bastante tiempo viene teniendo rendimientos muy buenos. Son más los buenos que los no tan buenos. Ha encontrado una forma similar al Barcelona, eso lo hace sentir feliz, en un buen momento”.

Por último, analizó a Chile, el rival de esta noche. “Más allá de que el entrenador ahora es Pizzi, tienen una misma concepción e idea de juego que cuando estaba Sampaoli. La elaboración y presión son las armas fundamentales, las que la llevaron a ser una de las mejores selecciones del mundo. Chile está bien después del primer partido, evolucionó e hizo dos partidos muy buenos ante México y Colombia”.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.