Ahora, uno y otro buscan bajarle el tono a la polémica. Pero las diferencias ya quedaron evidenciadas. Roger Federer y Rafael Nadal no son sólo dos de los mejores jugadores de tenis en la historia; también son, en la actualidad, presidente y vice -respectivamente- del Consejo de Jugadores de la ATP. Y hay un tema clave en el que no se ponen de acuerdo: la posible huelga de la que se viene hablando desde el año pasado.
"Todo va bien entre nosotros. No tengo nada que reprocharle. Los últimos meses fueron difíciles en lo que concierne la política de la ATP, a veces puede ser frustrante", dijo Federer, tratando de bajar el tono del conflicto. Ayer, Nadal había criticado la actitud del suizo en las reuniones de los jugadores, que piden cambios en la organización del circuito para reducir el calendario de la Copa Davis o aumentar el monto de los premios de algunos torneos.
"Su postura es fácil: no digo nada, todo positivo, quedo como un gentleman, que se quemen los demás. Pero eso tampoco es así. Cada uno tenemos nuestra opinión. Cada uno es libre de tener una visión diferente de lo que son las cosas", había dicho el español en pleno Abierto de Australia.
Y aunque no se arrepintió de sus declaraciones, Nadal esbozó una autocrítica por haber hecho público su descontento: "Lo que dije, lo dije. Siento haber dicho eso, en especial a ustedes. Porque cuando digo eso, se lo tengo que decir a él personalmente".
Federer quiso quitar importancia a las críticas. "Nadal dijo varias veces que estaba un poco cansado y frustrado de todo este proceso y estoy de acuerdo con él. Es normal. Pero para mí nada ha cambiado en nuestra relación. Estoy completamente tranquilo y relajado en este tema", aseguró.
El suizo también admitió que Nadal y él no tenían la misma opinión. "Es normal. No se puede estar siempre de acuerdo en todo. Antes decía: 'Todo lo que Roger decida me conviene'. Hoy ha madurado, él mismo tiene una opinión determinada, lo que está muy bien. Es lo que necesitamos, sobre todo dentro del Consejo", explicó Roger.
El sábado varios jugadores de la ATP que piden un cambio en el calendario y un mejor reparto de las ganancias en los torneos de Grand Slam se reunieron y podrían convocar una huelga, algo que Federer no descartó completamente.
"Es peligroso usar esta palabra. Por eso siempre digo 'Intentemos evitarla siempre que sea posible'. No es bueno para nadie. Ya hemos visto lo que ha pasado en otros deportes o en Estados Unidos", explicó el número 3 del mundo, que igual quiso dejar en claro que sería solidario con sus compañeros.
"Si no hay ningún medio de evitarla entonces voy a apoyar al resto de jugadores. Pero tenemos que reflexionar mucho de si la hacemos y cómo la hacemos, en vez de estar hablando del tema todo el día. No es así como obtendremos resultados", aseguró Federer.
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