Roger Federer vivió una situación insólita en el Abierto de Australia que nada tiene que ver con el tenis. Al suizo, número tres del mundo, le denegaron el acceso a los vestuarios por no tener puesta la credencial de identificación.
La leyenda mundial del tenis se encontró con el empleado de seguridad del estadio, quien cumplió correctamente con su labor y no dejó pasarlo a la zona de camarines.
Lejos de protagonizar algún escándalo o utilizar su fama para aprovecharse del momento, Federer aguardó a que llegara su cuerpo técnico para que le validaran el acceso.
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Dentro de la cancha, Federer no deja dudas de quién es y sus rivales lo padecen. El suizo está en octavos de final, donde chocará ante el griego Stefanos Tsitsipas (14°). Su majestad aún no perdió ningún set en el Grand Slam.
FH
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