Si la vida de cualquier persona puede ser impredecible, mucho más puede serlo la de un futbolista, que de un día para otro una lesión propia o de un compañero, una transferencia, un partido o sólo una jugada pueden cambiar su rumbo para siempre.
Un ejemplo inmejorable de esto es Sergio Goycochea, que se convirtió en héroe nacional en el Mundial de Italia 1990 y casi 30 años después los fanáticos del fútbol se siguen emocionando con sus penales atajados a Yugoslavia e Italia. El exarquero fue uno de los invitados de Andy Kusnetzoff en el programa Podemos Hablar y además de recordar sus hazañas repasó otras anécdotas no tan conocidas pero igual o más jugosas.
La primera fue sobre su paso por Colombia cuando atajó en Millonarios y conoció a un peligroso narcotraficante y la segunda cuando cenó con Alfredo Yabrán sin saber de quién se trataba.
Un partido peligroso. "Un día fuimos a jugar a la casa de una persona que supuestamente era hincha de Millonarios, y era Gonzalo Rodríguez Gacha, del cartel de Bogotá. El narcotráfico estaba metido en el fútbol en una Colombia que estaba sumergida en su peor crisis. A la distancia decís 'qué me tocó vivir y no me di cuenta'"
Una fanática especial. "Cuando yo jugaba en Racing, un día viene el presidente y me dice 'hay una persona que tiene una hija que está enamorada de vos y que quiere que vayas a comer a la casa'. Comimos un asado, súper agradable la familia, una cosa muy íntima la hija con las amigas, fui a la habitación de la chica, tenía todos posters míos. Me hicieron un regalo (una medalla de oro) que más allá del valor monetario, tenía un valor afectivo. Me despedí, todo bárbaro y tres años después cuando salta todo lo de Yabrán me entero porque yo dejé una camiseta de regalo y él declara que era lo que guardaba con más afecto. Ahí me enteré que estaba comiendo con Yabrán".
IP