Editor General de Perfil.com
Hay goles que se graban en la memoria del hincha de fútbol más que los títulos. Todos sabemos que la Selección Argentina fue campeona en el Mundial de 1986, pero la mayoría de los fanáticos recuerda más los goles de Diego Armando Maradona a los ingleses que los tres de la final contra Alemania.
Lo mismo sucede con el gol de palomita de Aldo Pedro Poy en la semifinal del nacional de 1971 que jugaron Rosario Central y Newell’ Old Boys en la cancha de River Plate. Cuando se recuerda aquel tanto convertido a los 9 minutos del segundo tiempo, se aclara que luego los canallas se consagraron campeones por primera vez en su historia. Pero podría jurar que si no hubieran campeonado, igual seguirían festejando ese gol medio siglo después.
Si hasta hay un cuento memorable, de lo mejor que escribió Roberto Fontanarrosa que fija para siempre en la literatura aquel día,”19 de diciembre de 1971”, en su libro “Nada del otro mundo”.
Se dice que Poy, que no había tenido actuaciones destacadas en el club que lo formó, había escuchado un consejo de Carlos Timoteo Griguol, quien le había explicado cuando fueron compañeros que “cuando el centro viene a media altura, siempre vas a llegar primero con la cabeza que con el pie. Y le podés dar mayor precisión".
Pero ¿por qué se sigue festejando? Porque año a año, los integrantes de la OCAL, Organización Canalla Anti Leprosa, que con los años se transformó en la Organización Canalla para la América Latina, se reúnen todos los 19 de diciembre para repetir la palomita, que en medio siglo, ya se repitió en un boulevard de Rosario, cerca del Gigante de Arroyito, la cancha de Central, en Ushuaia, en Barcelona, en Mendoza, en Chile y hasta en Cuba, cuando integrantes de esta organización llevaron la camiseta del club al Museo del Che Guevara porque el revolucionario alguna vez dijo identificarse más con las clases populares de su ciudad natal, que eran de Central más que de Newell’s.
La única vez que no se recordó fue en el 2001, en plena crisis de la caída de Fernando de la Rúa. Pero este domingo la fiesta tuvo una nueva versión: se transmitió por streaming en Instagram, “El vuelo continúa”. Eso sí, mientras los más fanáticos de la OCAL se preparan para clonar a Poy cuando la clonación sea legal, ya están preparando a las nuevas generaciones para que mantengan viva la tradición cuando pasen cien años. Ya tienen 1800 niños, niñas y jóvenes misioneros designados con un diploma, con el mandato de festejar la Palomita número 100, dentro de 50 años.