Marcelo Gallardo dijo: “Nos está costando mucho” y puso en palabras lo que todo el mundo River siente y ve, este equipo que suma puntos y le hacen pocos goles, pero casi no tiene sellos distintivos del Muñeco. Cuesta ver en el juego de River las marcas que llevaron al Muñeco a ser un entrenador reconocido en todo el ambiente del fútbol como uno de los mejores del continente durante la última década.
Por ahora lo único que parece parte de la herencia de Gallardo y su linaje son los puntos -ganó los tres de local y no perdió-, las vallas invictas -hace 5 partidos que no le hacen goles- y que está entre los de arriba en la tabla. La superficie del asunto tiene que ver con ese patrimonio de un equipo de Gallardo, pero los modos y las formas, siguen siendo la deuda pendiente y creciente si se tienen en cuenta los partidos del 2024.
Lo primero que River no consiguió es certeza y capacidad ofensiva. En los últimos 7 partidos no hizo goles en el primer tiempo y eso lo lleva a sufrir en el segundo tiempo. Es como si tardase en despertarse y que recién en el inicio del complemento cambia la marcha de juego. De todos modos, eso le viene durando muy poco, pero al menos con Instituto, Independiente y Lanús le dio la chance de convertir y ganar.
Este equipo tampoco logró empatía e identificación con los hinchas y la presencia de Gallardo es lo que le da crédito y esperanza. Igual esa variante no impide la impaciencia y algunos cánticos de la gente que por ejemplo ayer luego de una tapada de Franco Armani explotó al instante con el grito para que los jugadores “pongan más ganas, pongan más corazón, pongan más huevos”.
En cuestiones tácticas, la búsqueda de Gallardo también desnuda que no encuentra lo que quiere. Algunos datos son evidentes: en 6 partidos uso 3 sistemas tácticos diferentes, ya jugaron 24 profesionales, sólo Armani y Galoppo jugaron todos los partidos de titulares. Excepto el arquero nadie jugó los 90 minutos de todas las fechas y no hay todavía una columna vertebral base que sostenga el andar del equipo. Son pocos los titulares que salen de memoria.
El nivel de juego individual tampoco saca diferencias. Sólo Armani que viene siendo la figura en los últimos partidos y Gonzalo Montiel -increíblemente no pateó el penal que erró Miguel Borja- sobresalen como figuras del equipo y sostuvieron regularidad destacada. Armani evitó varias derrotas con atajadas espectaculares en todos los partidos y Cachete tiene participación constante en cada acción ofensiva del equipo.
Finalmente, y siguiendo con aspectos individuales, todos los grandes equipos de Gallardo tuvieron jugadores de mucha intensidad y doble marcha para que el equipo sea explosivo y juegue gran parte del partido en quinta velocidad. Los nombres y los ejemplos sobran desde aquel Carlos Sánchez y Rodrigo Mora, pasando por el Pity Martínez y Driussi, o más acá en el tiempo con De la Cruz o Julián Álvarez. Esas características hoy no están o por ahora no aparecen.
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