jueves 25 de abril del 2024

El Dakar transforma a los pilotos de TC

En el TC, TC 2000 y Top Race se tiran los autos encima, pero en esta competencia se ayudan. Di Palma, Silva y Spataro, el único que sigue en pie.

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“This is Dakar, men!”, grita Juan Manuel Silva mientras se lo ve todo lleno de tierra y arena. Por atrás aparecen Emiliano Spataro y Norberto Fontana riéndose de los gritos de Pato y también con la cara toda manchada luego de una etapa complicada del Dakar. De repente aparece la Toyota Hilux de los hermanos Marcos y José Luis Di Palma muy golpeada. Fontana, cuando los ve, les grita: “Qué mal manejan, muchachos”, y todos se ríen. La postal es muy diferente a la que se vive cada fin de semana en el automovilismo argentino. Durante las competencias de TC, TC 2000 y Top Race, cuando se tienen cerca, se tratan de pasar por donde sea, discuten y hasta alguna vez trataron de agarrarse a piñas, pero en el Dakar la situación es diferente. “Es un ambiente distinto. Se vive de otra manera, y si no nos ayudamos entre nosotros, nadie lo va a hacer. Nos peleamos mucho durante el año, pero somos todos de la misma camada y, en el fondo, muy en el fondo, nos queremos”, cuenta Spataro.

El mejor ejemplo se dio durante una especial. Esta competencia tiene como principal dificultad que los pilotos sólo pueden recibir ayuda de otro competidor. Cuando se quedan atrapados o una rotura los obliga a frenar, los que pasan por ahí tratan de ayudar al que tiene complicaciones. Durante este Dakar, la Toyota de los Di Palma tuvo problemas y el primero en parar para ayudarlos fue Pato Silva. “Si hoy lo veías al Pato en las Dunas no podías creerlo. Se bajó de su camioneta para ayudar a Marcos y José. Yo cuando los vi me parecía un espejismo. Estos parecen amigos de toda la vida y yo los vi mil veces cagándose a cochazos en un autódromo”, agrega Fontana, con una cara de cansado que marca la dureza de la competencia.

Todo es amistad y el ambiente ayuda. Si hasta los que pelean por ganar el Dakar están juntos y comparten equipo, los argentinos que luchan por llegar no son la excepción.

Sólo un sobreviviente. El año pasado, Spataro, Fontana y Silva crearon la Legión Argentina. Al frente de un buggy Mc Rae, los tres pilotos debutaron en la competencia más dura del mundo. Los tres sufrieron demasiado y sólo Spataro y Silva pudieron llegar al último día. “Esto es insalubre. La paso muy mal en cada especial. Me pasé toda una noche en el desierto, me cagué de frío, esto es un desastre”, se quejaba el Pato en 2011. Los tres tuvieron muchos problemas y cuando les hablaban de volver a correr, dudaban mucho. Pero este año consiguieron el apoyo necesario y tres Volkswagen Amarok listas para competir. “Es muy diferente este Dakar. No puedo creer que estoy llegando todos los días al vivac de día. Así da gusto”, comentaba Silva. Todo era color de rosa y los tres venían disfrutando. Pero en la quinta etapa, los golpes que sufrió la Amarok de Fontana lo obligaron a abandonar. “Veníamos muy bien. Me da mucha bronca, pero los electros de la chata no aguantaron y no llegamos a arreglarlos antes de la largada. Ya está, ahora a pensar en el de 2013”, explicó por su cuenta de Twitter el ex piloto de Fórmula 1.

Silva y Spataro seguían adelante. Con muchos problemas, pero se la bancaban. Lo mismo sucedía con los hermanos Di Palma que, a pesar de haber sufrido un choque (un camión, que luego fue descalificado, los hizo dar cuatro trompos), seguían adelante. Pero otra vez la mala suerte se llevó a uno de los competidores. La Toyota de los hermanos de Arrecifes no aguantó más y tuvieron que abandonar antes de la largada de la especial Antofagasta-Iquique. “Fue una experiencia única. Me volví loco. En febrero ya vamos a empezar a preparar el auto y todo el equipo para correr en 2013. Queremos, además de llegar, poder ser competitivos. A mí me gusta ganar hasta a la bolita”, contó Marquitos luego de quedar afuera.

La experiencia 2012 de Silva terminó ayer a la madrugada. En el comienzo de la etapa maratón, la Amarok tuvo problemas de suspensión y no pudieron arreglarla, por lo que tuvieron que llamar a la asistencia para que los ayude a retirar la camioneta. “Es una verdadera lástima porque habíamos superado muchos inconvenientes. Ojalá el año que viene sea mejor. Estoy convencido de que con tiempo vamos a ser muy competitivos”, detalló Pato durante el mediodía de ayer.

Así, el único que todavía tiene chances de llegar es Emiliano Spataro. El hombre de Lanús también llegó durante la madrugada al vivac de Arequipa y largó sin dormir. Al cierre de esta edición todavía buscaba llegar al campamento de Nasca.

Los Patronelli marcan su dominio día a día. En la cuenta oficial del Dakar en Twitter, la organización calificó a los hermanos Patronelli de la mejor manera: los pilotos que vienen de otro planeta. Alejandro y Marcos tuvieron un ritmo en esta prueba que asombró a competidores y comisarios deportivos. Comenzaron tranquilos y cuidando las máquinas para evitar problemas y, con el paso de las etapas, se fueron encontrando con los triunfos en las especiales y con la punta de la general. Así, se fueron turnando los triunfos y fue Alejandro el que mejor provecho sacó de la situación: es el líder de la general, con una diferencia de 1 hora 20 minutos sobre su hermano Marcos. Ayer, el ganador de la etapa fue Loquillo, mientras que Alejandro llegó en segundo lugar. “No está siendo un Dakar fácil. Las últimas etapas en Argentina eran más sencillas, acá tenemos que estar concentrados hasta el final porque son todas muy jodidas. Si te desconcentrás, sos boleta”, analizó el ganador del día una vez llegado al vivac de Nasca.

Coma lo dio vuelta. Cuando arrancó la especial del día, Cyril Despres parecía tener todo controlado en la cima de la clasificación general. El francés venía con un ritmo muy bueno y sabía que eso le iba a dar una mejor ventaja. Pero el español Marc Coma no le dio respiro, voló en la especial y logró llevarse la etapa y recuperar la punta de la categoría. “Fue una jornada difícil. Salí cuatro minutos por detrás de Cyril y conseguí alcanzarlo. Durante la primera parte me concentré sobre todo en la navegación, porque no podía permitirme el lujo de cometer ningún error. Sabía que en la segunda parte tendría más oportunidades para atacar, y fue entonces cuando conseguí alcanzar a Cyril. Pero nada está escrito ya que mañana (por hoy) nos espera una etapa muy importante”, explicó el español.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.