No hubo revancha para River en el superclásico. Mostrándose una vez más sobrio, calculador y efectivo, Boca ratificó su superioridad como equipo, ganó 1-0 en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza y se quedó con la Copa Luis Nofal.
El gol fue consecuencia de un contraataque perfecto que Pablo Ledesma activó al desbordar por la derecha y tirar un preciso centro hacia atrás, que Pablo Mouche conectó con un cabezazo a los 28 minutos del primer tiempo.
Hasta ese tanto, el partido no terminaba de armarse y carecía de un dominador definido. River acusaba el haber perdido rápidamente al francés David Trezeguet por lesión, y Boca distaba de lograr supremacía.
Tras el gol River se despertó y tuvo un par de chances, la más clara por intermedio de Fernando Cavenaghi, pero la imprecísión del capitán le impidió alcanzar el empate.
En el segundo período la formación de Matías Almeyda se apoderó decididamente de la iniciativa y el uruguayo Carlos Sánchez con su movilidad por el sector derecho fue su mejor valor. Pero en el área los millonarios sufrieron la falta de aciertos de Cavenaghi y Rogelio Funes Mori.
River también se topó con la eficacia de la estructura defensiva de los xeneizes, más allá de las ausencias de varios de los titulares. Por lo pronto, el arquero uruguayo Sebastián Sosa fue una garantía de seguridad, más allá de que no lo hicieron trabajar en forma constante.
En el centro de la defensa boquense también se apreció que Juan Manuel Insaurralde cada vez está más firme, y otra figura en la alineación de los de la Ribera fue el equilibrado mediocampista Ledesma.
En definitiva, River perdió porque falló en el fondo y fue impotente arriba. Y Boca volvió a prevalecer porque siempre es eficaz, más allá de los nombres y los apellidos de quienes se desempeñen como titulares.
Fuente: DyN.