jueves 21 de noviembre del 2024

Marcelo Bielsa, el virtuoso

Un entrenador al que no se puede ser indiferente: o se lo ama y se lo respeta o se lo menosprecia. Su incursión en el Marsella, en donde está puntero y hasta tuvo cruces con el presidente. Galería de fotosGalería de fotos

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Los cuatro triunfos consecutivos y la punta de la Ligue, llegaron justo cuando se cumplían diez años de su renuncia a la selección nacional. “Grave enfermedad le quita energías al técnico de la Selección y lo lleva a renunciar”, fue su respuesta socarrona y ahora es parte de la historia del fútbol argentino.

Desde su dimisión hasta la actualidad, Marcelo Bielsa no volcó nuevamente su energía en otro proyecto argentino. Sí contribuyó para revolucionar al fútbol chileno, acostumbrado a ver las citas mundialistas por televisión, y para recuperar la orgullosa mística del Athletic Club de Bilbao, hoy disputando nuevamente competencias continentales.

Con Bielsa no se puede ser indiferente: o se lo ama y se lo respeta por lo que representa, o se lo menosprecia por considerarlo un entrenador sobreestimado. Con un discurso cargado de valores y una propuesta futbolística generosa, ha logrado alcanzar un reconocimiento superior a la mera cosecha tangible de títulos.

Una vez, cuestionado sobre la corriente deportiva que considera a la victoria como el parámetro de éxito, declaró: “Un entrenador no es mejor o peor por su resultados o su estilo. Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen y el desarrollo de una idea”.

Desde hace un par de meses, cuando se confirmó su vínculo con el Marsella, despertó el entusiasmo del hincha francés. Como entrenador está viviendo su primera experiencia en un país donde no maneja la lengua nativa.

A su Cuerpo Técnico lo conformó con algunos viejos conocidos (como Javier Torrente) y también con gente nueva. A Ever Demalde, un ignoto entrenador amateur de la liga juninense al que conoció por carta de admiración, tuvo la generosidad de invitarlo primero a un encuentro en Rosario y de convocarlo luego a unirse al grupo que viajaría a Francia. Jan Van Winckel, un preparador físico belga de renombre, miembro del Top Sports Lab y autor del libro de culto “Fitness in football”, se sumó recientemente a su grupo. Lo había conocido en Arabia Saudita, cuando viajó para interiorizarse acerca del proyecto del club Al Ahli, que comandaba Van Winckel.

Pese a estar puntero en la tabla y a tener firmado un contrato por dos años, su futuro es incierto. El coraje, al momento de defender sus valores, lo hace comportarse de una manera poco convencional. “Bielsa es de palabras sinceras, no buscó polemizar. Tuvimos una franca, completa y agradable discusión. Eso ha permitido levantar algunos malentendidos e incomprensiones mutuas. Ahora, el incidente está cerrado. El proyecto continúa. El interés del club es lo primero, tenemos un mismo objetivo: el éxito de nuestra temporada deportiva”, dijo el presidente del OM Vincent Labrune, luego de un cruce público por los refuerzos inconsultos que llegaron al club. Aún así, Bielsa tras el último triunfo, dejó abierta la puerta para salir en junio.

Más allá de los resultados deportivos, al Loco hay que reconocerle su capacidad para transformar el entorno. En el libro “Marcelo Bielsa, el último romántico”, Román Iucht hace un recorrido histórico sobre su accionar. Una de las citas seleccionadas en el libro es una declaración de principios: “Uno vive y necesita jerarquizar virtudes, decir estas son las virtudes que rescato en los demás y quisiera para mí, que respeto, que valoro. A mí el deporte me dio ese parámetro, yo aprendí por el deporte que la generosidad era mejor que la indiferencia, aprendí el valor de la significación del coraje, aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendental de la rebeldía. Son los tres o cuatro elementos con que yo después traté de orientar mi vida”.

Siguiendo su declaración de principios, puedo decir que he vivido la experiencia de tener a Marcelo Bielsa como entrenador y al momento de jerarquizar: rescato, respeto y valoro la integridad como virtud, la búsqueda de un conocimiento que empuje a mejorarse día a día y la valentía para obrar en consonancia a lo que dicta la conciencia por sobre la conveniencia.

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