viernes 29 de marzo del 2024

Los Gámez, dinastía de barra bravas

Gastón es hijo de Raúl, presidente de Vélez, y, como su padre en los '80, integra La Pandilla. Una historia de tribuna que llega a las tres generaciones. Fotos. Galería de fotosGalería de fotos

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Eran tiempos de corazón sano en los cuales los dueños de la tribuna no portaban armas de fuego ni tenían contactos políticos para trascender diferentes gobiernos. Hace treinta años no combatían por dinero ni existían internas en los grupos de choque. “No te borres que hay una banda sola, ésta es la banda de Pistola”, le cantaban a Raúl Gámez, ex líder de la hinchada de Vélez, actualmente presidente del club de Liniers.

“Reconozco haber sido barra, pero en una época muy diferente a la actual. Por lo general nosotros peleábamos contra otras hinchadas, cinco o diez minutos. Venía la policía y nos escapábamos”, explica con total espontaneidad el mandamás fortinero, rival histórico de Julio Humberto Grondona.

Aunque el paso del tiempo y la responsabilidad de comandar los destinos de la institución lo obligaron a alejarse de los bombos y de las banderas, el legado barra aún se mantiene vigente. Gastón Martín Patricio Gámez, 44 años, hijo de Raúl, reconoce su origen tribunero y no le tiembla el pulso al momento de revelar los secretos de La Pandilla, como se autodenomina la facción violenta de Vélez.

“Ahora estoy del otro lado del mostrador pero tuve muchos privilegios de jovencito. De hecho me recibían en andas en el medio de la tribuna. Nosotros hicimos crecer la barra, pusimos micros para los hinchas y jamás les cobramos un peso, por eso siempre nos respetaron. Vélez tiene un estilo diferente de hinchada, con gente del barrio, con pibes de club que están todo el día ahí adentro. El problema es que llegaron los éxitos deportivos, comenzó a venir gente de todos lados y aparecieron las armas de fuego. Antes eran peleas con las manos y no había negocio”.

El hombre que trabaja en la inmobiliaria familiar y además se desempeña como vocal titular del Círculo El Fortín toma la figura de su padre como un ejemplo de liderazgo: “Mi viejo fue el ídolo de muchos pibes que ahora están en la hinchada. De todos modos, siempre nos tuvo cortitos. Ponía mano dura y nosotros lo respetábamos”.

Gastón viajó al Mundial de Sudáfrica junto a Hinchadas Unidas Argentinas, grupo financiado por un puntero kirchnerista. Por esos años tenía una parte del negocio de los trapitos en las cercanías al José Amalfitani. Junto a él se encontraba Marcos Lencina, ex líder de la barra, ya fallecido, a quien hace un tiempo se le colocó su nombre en forma de homenaje al complejo natatorio del mismísimo club.

En referencia a la recaudación en los recitales que se hacen en el José Amalfitani, Gastón no anda con vueltas al momento de blanquear un negocio millonario que excede al fútbol: “Me acuerdo cuando venía Luis Miguel era un lujo. Teníamos la posibilidad de hacer una diferencia económica que nos permitía relajarnos durante un tiempito. Arreglábamos con los que organizaban el espectáculo para cuidar a la gente. Le brindábamos seguridad en los shows y además estacionábamos los autos. No me parece mal que el hincha que va a todas las canchas tenga un pequeño privilegio dentro del club”.

En las últimas elecciones, en las que Gámez venció a Osvaldo Segade y a José Luis Chilavert, el ex arquero paraguayo denunció amenazas: “Gastón Gámez, Vanesa Gámez, Maximiliano Gámez, su esposa Analía, y Daniel Pérez, de la radio oficialista, me insultaron, me llamaron traidor, ladrón y paraguayo muerto de hambre. Estaban acompañados por un grupo de inadaptados sociales, borrachos y que amenazaba a todo el mundo de nuestra agrupación”.

El sentimiento por Vélez en la familia Gámez pasa de generación en generación. “Ahora mi hijo va al medio de la tribuna”, resume con orgullo Gastón, dejando claro que la dinastía barrabrava aún no llegó a su fin.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.

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