Al joven Emanuel Balbo lo asesinaron los propios hinchas de Belgrano creyendo que era simpatizante de Talleres, como si eso fuera un argumento válido al momento de quitarle la vida a una persona.
Lo cierto es que mientras un grupo de salvajes ha decidido golpear hasta matar, los líderes de las barras más importantes de Córdoba, no sólo mantienen una excelente relación, sino que además hasta comparten negocios.
Tanto es así que Darío Cáceres, jefe de La Fiel, como se autodenomina el núcleo violento de la barra de Talleres, tiene línea directa con Roberto Ponce, más conocido como el Loco Tito, y a su vez, histórico cabecilla de la hinchada pirata.
De hecho, hace algunos años se repartieron las regalías del concierto de Aerosmith en el estadio de Instituto y del recital de Iron Maiden en el Kempes. Por lo pronto, en referencia al asesinato de Balbo, la barra tomó la determinación de desligarse por completo: “Lamentamos lo sucedido, pero nosotros no tuvimos nada que ver. Nuestro grupo se ubica siempre sobre la popular Artime, enfrente de donde se produjo el incidente”, explicó el propio Ponce a PERFIL.
Si bien la hinchada celeste se encuentra partida en varias facciones, La Primera Barra domina la popular de Belgrano desde hace cuarenta años, cuando el Gordo Fifo les hizo entrega de las llaves de la tribuna. De ahí en más, Ponce y compañía creyeron entender de qué forma debían manejarse con la policía cordobesa y hasta con los diferentes gobiernos.
Llegaron a colgar en el corazón de la tribuna banderas de apoyo a José Manuel de la Sota, Juan Schiaretti y Héctor Pichi Campana. En dicha cabecera también se encuentra el grupo del Jetón Víctor, otro hincha caracterizado que maneja dos paravalanchas de la popular celeste. Y como si eso fuera poco, a un costado de la tribuna, aparece La Barra de la Rata, también soldados de Ponce.
Si bien la barra de Belgrano recibe una importante mensualidad a cambio de mantener la armonía en la tribuna y en el predio de Villa Esquiú, existe una facción disidente, cada vez más difícil de contener. Se trata del grupo de La Igualdad, comandado por Rodrigo Gordo Ferreyra, cabecilla de una estructura delictiva con ramificaciones en Jujuy, Rosario y Buenos Aires.
Actualmente Ferreyra se encuentra detenido, acusado de liderar una banda narco vinculada a la villa 1.11.14 y al grupo rosarino Los Monos. Ante dicha ausencia en cada partido de Belgrano, quien toma las decisiones es Pablo Pino, que pasara quince años privado de su libertad.
La Igualdad, grupo cercano a Santiago Montoya, ex director de ARBA, ex presidente del Grupo Bapro y dirigente opositor a Armando Pérez, tiene una trayectoria algo violenta. Hace algunos años se enfrentó a los tiros con el grupo oficial en el Gigante de Alberdi.
Aquella lluviosa noche, la hinchada de Talleres escondió las armas en los puestos de hamburguesas de la zona para que el Loco Tito pudiera mantener el control de la hinchada. Y hace algunos días, luego de una reunión en el Club Alberdi, donde el propio Montoya oficializó su candidatura a la presidencia de Belgrano, se produjo un nuevo tiroteo en el cual la gente del Loco Tito baleó a dos integrantes de la facción disidente.
La política de la institución cordobesa y la distribución de un enorme negocio que incluye partidos y bailes van de la mano con la interna de la barra. Ese efecto contagio se hizo presente en el clásico cordobés y fue suficiente para terminar con la vida de un joven de 22 años.
Los barras cantan que van a matar. Y los que juegan a ser barras, fueron y mataron.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.