sábado 14 de diciembre del 2024

Cuba, el caribeño madrugador en mundiales

El 5 de junio de 1938, el país isleño se enfrentó a Rumania en la ciudad de Toulouse y empató 3-3. Nunca más participó de una Copa del Mundo.

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Fue el primer equipo caribeño en jugar un mundial de fútbol. Tuvo la fortuna de disputar tres partidos en la Copa de 1938 que se disputó en Francia. El 5 de junio se enfrentó a Rumania en la ciudad de Toulouse y consiguió empatar en tres goles a un representante europeo.

Hubo siete mil personas en el coqueto Stade de Chapou, que vieron como Silviu Bindea adelantó a Rumania, empató Héctor Scorro y en la segunda parte, Tomás Fernández convirtió cuando faltaban tres minutos. Sobre el cierre del partido, un error en la defensa cubana le permitió a Iuliu Baratky sellar el empate en dos goles.

Debieron jugar media hora de tiempo suplementario. Golpeó Rumania con Stefan Dobay y llegó el momento del bombazo que clavó Juan Tuñaz, para la igualdad en tres goles. Los penales no estaban contemplados para definir al ganador y debieron disputar otro partido. Tuñaz se ganó el elogio desmesurado de sus compatriotas. Jugada en la isla y pocos meses después siguió su carrera en el más competitivo fútbol mexicano, fichando para Real Club España, donde fue campeón dos veces.

El desempate se jugó en el mismo estadio el 9 de junio. Stefan Dobay adelantó a Rumania a los 35m del primer tiempo. La segunda parte fue muy diferente: el peligroso Socorro empató a los cinco minutos del complemento y Carlos Oliveira puso el 2-1 a los diez. La defensa caribeña aguantó bien ante la desesperación rumana y se quedó con la victoria.

Cuba quedó entre los ocho primeros de la Copa del Mundo. Y finalizó octavo, claro. Le tocó jugar contra Suecia, que había eliminado a la Argentina amateur y que tuvo tres días más de descanso. Se jugó en Antibes y los muchachos dirigidos por José Tapia hicieron lo que pudieron, que no fue mucho. El 8-0 final exime de mayores detalles. Un gol de Andersson a los nueve minutos y tres apariciones de Kurt Wetterstrom pusieron un 4-0 lapidario al término del primer tiempo. En la segunda parte llegaron otros cuatro goles y telón rápido para la participación cubana.

Fueron el primer país caribeño en jugar un mundial. Lo hicieron antes que Trinidad y Tobago, antes que Haití y que Jamaica. Se adelantaron a todos los países centroamericanos, mucho más futboleros que ellos. Ganaron un partido, empataron otro y perdieron el restante. Dignamente.

Nunca más participaron de una Copa del Mundo. A 80 años de su actuación, vale la pena el recuerdo.