sábado 20 de abril del 2024

Adolfo Gaich, la joyita de San Lorenzo

Por Giuliana Pasquali | Tiene 19 años y es el goleador del seleccionado Sub 20 en L’Alcudia. Nació en Córdoba, la rompió en inferiores y es fanático del Ciclón.

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No tiene un apellido común. Parece extraído de algún libro de historia, como si fuera de otra época. Y, aunque desconoce su origen, siempre quiso tenerlo en claro. Pero su sueño va más allá de los significados: su aspiración es que quede impregnado en otras páginas, esas que se escriben sobre la hierba y las redes.

Adolfo Gaich ni siquiera alcanzó a sumar minutos en Primera, pero su nombre ya cruzó el Atlántico. De hecho, aparece en el radar de algunos clubes del exterior. Porque su presencia entre los juveniles que viajaron a L’Alcúdia para disputar el torneo Sub 20 no pasó desapercibida: marcó tres de los nueve tantos y es el goleador de la Argentina. “Siempre se va a hablar, más cuando con esta camiseta se logran cosas. Trato de seguir haciendo lo mío. Mi mente todavía está en San Lorenzo”, suaviza.

El delantero, de 19 años, llegó a Boedo en 2015, luego de que los captadores lo vieran jugar en Villa Reducción, un pueblo cordobés cercano a su Bengolea natal. Y, al año siguiente, ya se había colgado la medalla de campeón en la Sexta, donde también fue el máximo artillero (convirtió 22). “Blandi y Reniero saben aconsejar bien”; le cuenta a Perfil que siempre respiró fútbol por su familia: “Desde que recuerdo ya estaba pateando pelotas. Todos son futboleros. A mi papá le encanta. El me hizo hincha de San Lorenzo”.

¿Conocías la cancha?

—No. Él me contó que fue por primera vez para la despedida del Beto Acosta y quedó enamorado. Y recién volvió para verme a mí. Se pone como loco cuando ve un partido.

¿Cómo manejaste el desarraigo?

—La pensión nos ayudó a todos. Te hace madurar mucho y compartir momentos que de grande los valorás. Fue un cambio grande porque mi pueblo es muy chiquito y a veces extrañaba a mi familia, pero son cosas que tienen que dejarse de lado para cumplir tu sueño.

Lejos de tu familia, pero cerca de tus ídolos…

—(Sonríe) La primera vez que lo vi al Pipi Romagnoli no lo podía creer, porque era al jugador que más seguía. No me animaba mucho a hablarle, pero me acerqué y le pedí una foto. Pasa que soy un poco tímido. De chico era mucho más caradura.

En la cancha muy tímido no sos.

—Y, a veces hay que ser medio caradura porque si no te pierden el respeto.

Hasta te comparan con Lewandowski.

—Sí, porque siempre fue uno de los que más me gustó. De físico somos un poco parecidos, pero no más que eso. También tengo una remera con su nombre. Ojalá algún día me parezca un poco a ese goleador.

¿Es una presión extra competir en este contexto de incertidumbre de la AFA?

—Se habló muchísimo y estamos en el ojo de todos, pero sabemos lo que podemos lograr. Puede jugar en contra o a favor: eso uno lo decide dentro de la cancha.

La refundación debería empezar por las inferiores. ¿Lo que ocurra en España puede llegar a aliviar el presente?

—Creo que algo va a cambiar. Terminar bien el torneo es clave, pero la selección mayor tiene una importancia más grande y es difícil que un torneo juvenil cambie la mentalidad de muchos. Igual, es por donde se empieza.

La imagen que dejó la Selección en Rusia no es parte del pasado. Por eso, en España, la Argentina ya inició su proceso de reestructuración. Por eso, los chicos del juvenil Sub 20 continúan su recorrido en el torneo de L’Alcúdia, donde se aseguraron el pase a las semifinales que se disputarán mañana.