Stanislas Wawrinka, noveno en el ránking mundial de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), venció por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 a Novak Djokovic y se consagró campeón de Roland Garros. El suizo desplegó todo su potencial para quedarse con una final histórica que duró más de tres horas.
El primer set no dio sorpresas, ya que se lo llevó el serbio, número uno del mundo, sin mayores problemas. Djokovic llegó al partido con el liderazgo en el historial entre ambos: 17 triunfos contra sólo 3 victorias del suizo. Además, Nole había ganado a Wawrinka dos de las tres finales que ambos habían disputado, previo al gran duelo en París.
En el segundo set, el despliegue y nivel de juego de Wawrinka creció y por ello comenzó a jugar con mayor agresividad. Tras varias posibilidades de quiebre, el suizo logró romper el saque de Djokovic y se adueñó del parcial por 6 a 4.
La agresividad y fortaleza en los golpes le siguieron dando a Wawrinka la ventaja. En el tercer set aumentó su intensidad, volvió a quebrar el saque del serbio en games claves, impuso el ritmo del partido y ganó 6-3 para dar vuelta la historia.
Djokovic luchó, intentó recuperar los quiebres, pero no pudo ante el potencial de su rival, quien fue creciendo con el correr de los minutos para hacerse cada vez más infranqueable. En el cuarto y último set a Wawrinka le alcanzó con respetar la estrategia y así definirlo 6 a 4 para levantar el trofeo.
El suizo obtuvo el segundo Grand Slam en su carrera, mientras que a Djokovic se le sigue negando el único título grande que le falta en sus vitrinas: Roland Garros.
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