Con emoción, tensión, explosión y buen juego por momentos, Boca y River cumplieron hoy con la expectativa en la primera final de la Copa Libertadores, pero con el empate 2-2 en el que cada uno expuso sus armas, dejaron la definición abierta para la revancha dentro de 15 días en el estadio Monumental.
Con mucho protagonismo de los arqueros Agustín Rossi y Franco Armani, los dos equipos más grandes de la Argentina regalaron un partidazo ante una multitud de público.
Boca, que sufrió la lesión de Cristian Pavón en el arranque del partido, se acomodó mejor en la cancha con el ingreso de Darío Benedetto y se puso al frente gracias a la potencia de Ramón Wanchope Ábila, a los 33 minutos del primer tiempo.
Pero enseguida, Gonzalo Pity Martínez encontró una diagonal de Lucas Pratto ante la pasividad defensiva de Boca, y el Oso definió cruzado para estampar la igualdad.
Y cuando parecía que se iban al entretiempo con el empate, el ingresado Darío Benedetto fabricó una infracción y, de ese tiro libre, metió un cabezazo bárbaro para devolverle la ventaja a los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto.
En el peor momento de River, cuando el cansancio físico y mental empezaba a acumularse, un centro de Martínez a los quince minutos del complemento, encontró la cabeza de Carlos Izquierdoz, que mandó la pelota al fondo de su propio arco.
A diferencia del resto de las series de la fase final, este encuentro definitivo no tiene al gol de visitante como criterio de desempate, por lo que en caso de otra igualdad el próximo sábado 24 en el estadio "Monumental" habrá suplementario o penales.
La definición protagonizada por los dos equipos argentinos más importantes es la última de la vieja modalidad, ya que a partir de la próxima Libertadores habrá una sola final, al estilo europeo, que se jugará en Santiago de Chile.
CV y agencia NA