El peruano Diego Haro fue el árbitro de Boca-Jorge Wilstermann y su rendimiento generó cientos de comentarios adversos. Especialmente por los dos penales que cobró en favor del equipo argentino.
El primero, el que deriva de un falta al colombiano Sebastián Villa, fue dudoso; el segundo, el que le cometen a Carlos Tevez, no debió haber sido sancionado.
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Con el antecedente de lo ocurrido en el campo de juego, lo que vino después fue advertido con sospecha.
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Al término del partido, el peruano se arrimó a la platea y le regaló sus tarjetas a un pequeño hincha de Boca con síndrome de down.
Lo que se trató de un gesto de empatía fue incorporado como una nueva prueba para reforzar un estado de desconfianza permanente.
AM
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