jueves 02 de mayo del 2024

Un clon de River que no descendió

En Puerto Rico, país sin tradición en fútbol, fanáticos de la Banda patentaron la copia y hasta recibieron a jugadores que en Núñez no tenían lugar.

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River en la B Nacional es una historia de diván, con un equipo dado vuelta que perdió su yo, que escupe rabia por la sequía de una racha de tres partidos sin triunfos y que, encima, tiene un entrenador que en apenas seis fechas tuvo que salir a refrendar su continuidad en el cargo. Un viaje inconsciente a Puerto Rico para impostar el ego podría ser encantador. El Caribe lo abrazaría con un equipo que le respeta el nombre, la camiseta, el escudo y hasta cierto folclore. Los que alientan al River boricua también se autodenominan Los Borrachos del Tablón. Por lo pronto, imitan el cotillón y los estandartes; no la violencia. “La barra incluyó las banderas en las tribunas, algo inédito para Puerto Rico”, le describe a PERFIL Steven Alvarez, presidente del club hasta el año pasado. El resto del aprendizaje de qué cantar y cómo alentar al equipo convierte a los cinco mil que van de local (en Ponce, donde jugaban hasta el año pasado, hay 150 mil habitantes) en una hinchada 2.0. “Todo lo ven por Internet y después lo implementan”, señala Alvarez.

La empatía de los River trasciende a los hinchas. Con matices, el peor año del equipo argentino coincidió con el puesto más bajo en que terminó su homónimo portorriqueño. Mientras River perdía la categoría por primera vez en sus 110 años de historia, el conjunto dirigido por el argentino Walter Zermatten terminó tercero; hasta entonces, se había hamacado entre el primero y el segundo lugar. Como respaldo psicológico, lo alienta un dato: en la Liga de fútbol de Puerto Rico, no hay descensos.

El artífice. El país del boxeo, el básquet y el béisbol empieza a convidar al fútbol entre sus deportes favoritos. En la cancha, el equipo VIP es River, que hasta la temporada que acaba de finalizar siempre tuvo sello argentino. A partir del próximo año (la Liga se reanuda en febrero), la patria futbolera no tendría tanta cabida en el país caribeño. “Cambió la administración (actualmente River se encuentra presidido por Verónica Chardon) y prefieren jugadores locales”, explica Alvarez, quien pasó su infancia y adolescencia en Rosario. El actual presidente de la filial y fundador del equipo millonario de Puerto Rico se hizo fanático de River, a pesar de que su familia es cien por ciento de Central. “Soy de River por Enzo (Francescoli)”, señala el hombre de 35 años que tuvo que alejarse de la conducción del club por problemas de hipertensión. Conectado con la cotidianidad argentina, compara: “Veo los partidos de River bastante tranquilo, no soy como el Tano Pasman”.

La última vez que vio a River en el Monumental fue ante Atlético Tucumán, (3-0, en el Apertura 09). En aquella oportunidad disfrutó de su otro River desde un palco, junto con Zermatten y los futbolistas caribeños Andrés Cabrero y Peter Villegas. “Se quedaron enloquecidos con la gente y el estadio”, destaca.

A Daniel Passarella se lo cruzó en Panamá, cuando River empató con la Selección local en un amistoso disputado en 2006. Ahí –cuenta– el actual presidente del club de Núñez era todavía entrenador y le deslizó que estaba al tanto del proyecto que empezaba a gestarse en Puerto Rico.

“¿Qué pasa si alguna vez se enfrentaran los dos River? Bueno, que gane el mejor. Igual nuestro River es una extensión del de Argentina, no es un rival”, resume quien prefiere que ese hipotético partido nunca se juegue.

La génesis. Con 30 socios lograron ser filial. Después, avanzaron con el plan de conformar una Liga de ocho equipos (también están los homónimos de Sevilla y Fluminense) para incluir a River. En 2007 se jugó de manera amateur. Después se profesionalizó y la versión portorriqueña se nutrió de jugadores de inferiores de River que no tenían sus chances en el semillero de Núñez.

La actual conducción pretende reforzar un vínculo que ya no goza de tanta estrechez. En tanto, tiene como objetivo central que la banda roja se inmiscuya entre los equipos de la Segunda división de la Liga de fútbol de Estados Unidos. Y que, en la Concacaf, brille bien alto el nombre de River Plate, tu grato nombre.

Y pegue, y pegue. Si bien en el plantel hay cuatro argentinos (Paulo Centurión, Martín Morello, Alejandro Russo y Gustavo Paruolo), la cara emblemática es la de un boxeador. Miguel Coto es el embajador deportivo por excelencia. Incluso en 2005 estuvo en el Monumental y compartió paravalanchas con los barras. La hinchada boricua lleva una bandera con la cara de uno de los ídolos locales; él, corresponde: en cada una de sus peleas luce la camiseta de River. Solamente, por imposición de los sponsors, no pudo subir al ring con su atuendo riverplatense, ante Antonio Margarito y Floyd Mayweather Jr. Las dos veces que perdió.

Sin urgencias. No hay voracidad en los que miran hacia abajo para copiar fórmulas. “El fútbol de este país está en crecimiento, la gente está empezando a seguirlo y los chicos a jugarlo”, le indicó Zermatten al sitio de Internet de Clarín. El entrenador argentino dirigió tres temporadas al equipo, luego de retirarse como futbolista en ese mismo club. Sería la envidia de Matías Almeyda que, con su River invicto, tuvo que salir a desactivar un discurso que ya ponía en duda su continuidad en caso de malos resultados en el corto plazo. El de Puerto Rico es un club que no sufre por la histeria colectiva. Y mucho menos porque los hinchas rivales le canten que es de la B.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil.

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