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Pese a ser el mejor equipo del mundo en la actualidad, Liverpool se jugaba una parada brava en Austria ante Red Bull Salzburgo obligado a ganar para clasificar primero en su grupo y al menos a empatar para pasar a octavos de final como uno de los segundos.
Sin embargo, luego de un primer tiempo parejo que terminó igualado sin goles, al último campeón de la Champions League le alcanzó con una ráfaga de dos goles en dos minutos para definir el trámite y sacar boleto a la siguiente instancia. Primero Keita y después el egipcio Mohamed Salah con una resolución de lujo, sin ángulo y de derecha, le dieron el triunfo al equipo de Jurgen Klopp, imparable en la Premier League y con la ilusión de ser bicampeón de Europa.
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