sábado 07 de diciembre del 2024
Opinión

Alejandro Sabella, el tipo que estuvo más cerca de cerrar la grieta de Menotti y Bilardo

Jugador exquisito, buen técnico y mejor persona, se nos fue un grande, respetado y valorado por todo el mundo del fútbol argentino.

Si hubo un jugador y director técnico que estuvo cerca de cerrar la grieta entre menottistas y bilardistas, ese fue Alejandro Sabella. Heredero de la visión futbolística de Estudiantes de La Plata que forjaron Osvaldo Zubeldía y Carlos Salvador Bilardo, salió campeón con el “Pincha” como jugador y como director técnico.

Fue un jugador exquisito, bien del estilo que siempre pregonó César Luis Menotti. Surgido de River Plate, debió buscar su destino fuera de la sombra del enorme Norberto Alonso y lo encontró en Estudiantes, donde fue campeón dos veces. Y si el “Beto” no lo dejó mostrarse en River, tampoco pudo lucirse en la selección de Bilardo, que tuvo al mejor Diego Armando Maradona.

A su retiro, se convirtió en ayudante de campo de Daniel Passarella, por casi 20 años, en los que juntos dirigieron a River, a la Selección argentina, al Parma y a la selección uruguaya, entre otros. Hasta que finalmente se largó solo, y fue nuevamente Estudiantes su lugar, donde ganó la copa Libertadores de América y “le hizo partido” a un Barcelona intratable comandado en la cancha por Lionel Messi y en la conducción técnica por Pep Guardiola.

Su buen desempeño en Estudiantes, le abrió la puerta a la Selección Argentina. Tras una excelente eliminatoria, llegó el turno del mundial de Brasil. Aquella selección no llegaba como candidata, ni de la mejor forma física, pero Sabella la comandó, con sus aciertos y errores, a una final, que si se jugara diez veces de la misma manera, (permítanme esta licencia tribunera de la imaginación), Argentina la ganaría ocho. Pero le tocó perder por muy poquito contra la Alemania que venía de destruir por 7 a 1 al local, y cargar, fiel a nuestro estilo quejoso de enfrentar la vida, con un penalazo a Higuaín, que el árbitro no cobró y con el tristemente célebre “Era por abajo, Palacio”…

Y lo esencial en defensa de “Pachorra”, que con los años se convirtió en “Profesor”, fue que nunca defendió ni usó ninguna de las “cosas raras” del bilardismo. Nadie lo podrá acusar de no querer jugar, de hacer tiempo o de “pisar” al rival. Con Sabella no hubo el “bidón” de Branco ni nada que se le parezca. Es más, una de las grandes críticas que se le hizo durante aquel mundial, aquello de poner cinco defensores frente a la débil selección de Bosnia, fue algo que el propio Sabella reconoció como un error cuando llegó la hora de la autocrítica. 

Compinche de los jugadores a pesar de la diferencia de edad, muchos vieron una broma del Pocho Ezequiel Lavezzi como una falta de respeto, pero al director técnico no lo sacó de su objetivo. “Héroes igual”, fue la síntesis de la mayoría de los argentinos por aquel segundo puesto en Brasil. Mi sensación personal, no pido que nadie la comparta, es que si hubiera arriesgado más, si hubiera confiado más en los jugadores que en su idea futbolística de querer controlar y defender el partido, quizá hubiera alzado la copa. Pero es incomprobable. 

Me quedo con el enorme futbolista que fue, con el tipo solidario que recibió gente en su casa cuando se inundó La Plata en 2003, con el DT sencillo que no tuvo problemas en dirigir a una selección de estrellas a las que supo escuchar y conducir hasta un subcampeonato mundial, y con el tipo que les dijo a sus jugadores al asumir como DT de la Selección en agosto de 2011: "Allí tenemos la bandera (señalando la bandera argentina en la sala de conferencias), creada por Manuel Belgrano. El dio todo por la patria, dejó su sueldo, murió pobre. Es el ejemplo a seguir: el de poner el bien común por encima del individuo".

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