A días de cumplir 40 años y después de haberse despedido del Inter de Porto Alegre, el club que más lo marcó en su carrera, Andrés D'Alessandro presentó su biografía titulada Cabezón donde repasa su vida y sus casi dos décadas de trayectoria en el fútbol que tuvo la gran deuda pendiente de no haber podido participar de un Mundial con la Selección argentina y si hubo uno que merecía estar por actualidad fue en Sudáfrica 2010 cuando Diego Maradona era el entrenador pero cuestiones extrafutbolísticas lo marginaron de las convocatorias.
"Fue raro que no me convocara ni una vez, porque anduve espectacular esos años. Con el Inter fuimos campeones de la Sudamericana en 2008, en 2009 jugamos 6 finales y en 2010 ganamos la Libertadores. Y a fines de 2010 gané el premio al mejor jugador del continente en la encuesta del diario El País, superando a Neymar y a Verón", comenta D'Alessandro en un fragmento de su biografía escrita por el periodista de La Nación Diego Borinsky.
El Cabezón ya había sufrido un duro golpe cuatro años antes cuando José Pekerman no lo llevó al Mundial de Alemania 2006 cuando venía siendo parte de todas las convocatorias bajó el mandato de Marcelo Bielsa: "La renuncia de Bielsa me mató. Así de crudo. No tengo dudas de que, de seguir en el cargo, al Mundial de Alemania hubiera llegado”.
Pero volviendo a la falta de oportunidades durante la gestión de Maradona, al no encontrar las respuestas en lo estrictamente futbolístico, D'Alessandro se puso a investigar: "Un periodista que estaba cerca de las hijas de Maradona, me dijo: ‘¿Sabés por qué no estás en la selección? Porque tu hermano se peleó mal con Gianinna, y Diego la vio llorando. Olvidate, te hizo la cruz, no te va a llevar nunca’".
No conforme con esa versión, el flamante futbolista de Nacional de Montevideo intentó confirmarla con su hermano Marcelo, quien le aseguró que "tenían discusiones de adolescentes y cortó como lo hace habitualmente una pareja joven" pero nada más.
"Desde entonces creí que Diego se había quedado enojado por esa relación. No hay otra explicación. Porque no es que yo tenía la obligación de ir al Mundial, aunque estaba pasando uno de los mejores momentos de mi carrera. Lo raro es que no me haya probado una sola vez. Creo que merecía esa chance”, se lamenta D'Alessandro más de una década después y conociendo el gusto de Diego por el buen fútbol y por los jugadores talentosos como él, es para lamentarse.