Más allá de los títulos, los admiradores de su estilo y de sus detractores, el mayor logro que tiene Marcelo Bielsa como entrenador es que dentro de la cancha sus equipos siempre tienen su impronta y fuera del campo de juego todos los jugadores que fueron dirigidos por él, lo elogian como técnico y, sobre todo, como persona.
Juan Pablo Sorín no es la excepción y guarda un enorme recuerdo del Loco de su paso por la Selección, donde cambió su forma de juego y se convirtió en un lateral-volante con mucha llegada al área pero ya retirado del fútbol mantiene su admiración y respeto por el rosarino: "Bielsa le hace muy bien al fútbol por intentar siempre revolucionarlo, por intentar siempre algo distinto, por mantener sus convicciones y esto se traslada a todos los aspectos de la vida", destacó en diálogo con TNT Sports.
"La importancia de estar convencido de cómo vivís, de lo que hacés, por qué te dedicás a algo y eso está bueno como mensaje para los pibes. Si quieren ser comunicadores, que estén felices siendo comunicadores, que busquen a sus referentes y que quieran ser más que ellos. Creo que es el camino, a mí me pasó como lateral. Siempre tuve los míos pero también quise ser esa mezcla e intentar crear esa posición y creo que de alguna manera lo conseguí", explicó con simpleza el legado del actual DT del Leeds para su generación y para los más jóvenes.
Claro que entre tantas enseñanzas y momentos lindos que vivió Sorín junto a Bielsa, aparece uno de los más dolorosos para ambos en sus carreras, el Mundial 2002 en Japón y Corea del Sur: "Fue el vestuario más triste de la historia porque ni el más íntimo enemigo esperaba que nos fuéramos tan pronto".
Y ahondó sobre ese triste recuerdo: "La decepción y el dolor fue tan fuerte que Marcelo lloraba a moco suelto. Fue como un abrazo colectivo porque ese grupo, con tantos egos, iba al frente en cualquier cancha y en cualquier lugar y estábamos convencidos de un proyecto. Y cuando te chocás contra la pared, en esos momentos también tenés que estar juntos. No sirve que cada uno busque su justificación, hay que hacerse cargo, asumir por qué fallamos y seguir para adelante. A mí me costó bastante salir del pozo, estuve muy deprimido pero otra vez la luz era la Selección. Yo no me podía ir con ese último recuerdo".
Y así fue: Juampi siguió en la Selección con Bielsa y disputó la Copa América 2004 y después con José Pekerman participó del Mundial 2006, se despidió por la puerta grande y como le pasa al Loco, es recordado como uno de los mejores laterales de los últimos tiempos sin importar los títulos.