Periodista
"Vos que sabés de fútbol. ¿Qué pasa que los empleados hace una semana que no trabajan y se la pasan discutiendo por ese partido?"
Evita le habla al locutor y relator Enzo Ardigó en las oficinas que la Fundación Eva Perón tiene en la Avenida Paseo Colón. Es la primavera de 1951 y la final entre Racing y Banfield es el tema de conversación inevitable en las mesas de café, los espacios de trabajo y las casas argentinas.
—Es que Racing y Banfield definen el campeonato —le contesta Ardigó.
—¿Cuál es el más humilde de los dos?
—Banfield, el más humilde es Banfield.
—Bueno, yo quiero que hagas que gane Banfield.
El periodista Eduardo Rafael, fallecido en 2016, cuenta la escena en el mediometraje Evita Capitana, del 2000.
Hoy, a 101 años del nacimiento de Eva Duarte de Perón, y casi como cada vez que se recuerda su relación con el deporte, aquellas finales entre Racing y Banfield por el campeonato de 1951, vuelven a escena con todos sus mitos y leyendas.
Destinada a ser el enlace directo entre el pueblo trabajador y el gobierno de su marido, Evita se abocó siempre al desarrollo social de un sector de la población que con el peronismo accedió por primera vez a determinados bienes o derechos.
Casi nunca se interesó por el fútbol, pero Evita sí puso su mirada en el desarrollo de algunas disciplinas olímpicas, en un contexto en que “el deporte era una cuestión de Estado” y en el que el presidente Juan Domingo Perón se definía como “el primer deportista de la Argentina”.
Evita ayudó a desarrollar algunas disciplinas olímpicas, en un contexto en el que su marido se definía como “el primer deportista de la Argentina”.
Promovidos por su Fundación, con el apoyo financiero de las secretarías de Cultura y Deporte, en 1948 se inauguraron los Juegos Nacionales Evita para justamente fomentar determinados deportes en los jóvenes y adolescentes de más bajos recursos de todo el país. Los Juegos Evita también cumplieron una función clave, pocas veces destacada: permitieron hacer estudios y análisis médicos masivos a las poblaciones de entre 12 y 18 años. Muchos chicos y chicas fueron al médico por primera vez por esos Juegos, que motorizaron el básquet, el automovilismo y el boxeo a nivel nacional y cumplían un anhelo que Perón repetía cada tanto: “Siempre he pensado en un pueblo de deportistas”.
Más allá de la importancia de esos Juegos, siempre se recuerda a Evita como aquella mujer que se inclinó por el modesto Banfield en detrimento del poderoso Racing, en un momento de convulsión política porque se acercaban las elecciones presidenciales y porque se empezaba a conocer el cáncer por el que iba a morir el 26 de julio de 1952.
La influencia y el fanatismo por Racing del ministro de Hacienda, Ramón Cereijo, generaba múltiples especulaciones, lecturas y suspicacias. A Racing, que había salido campeón en 1949 y 1950, algunos lo llamaban Sportivo Cereijo. De hecho, la construcción de su actual estadio se hizo en esos años. El nombre del Cilindro creó en el imaginario social que Perón era hincha de Racing. Pero no: el General era hincha de Boca.
El secretario de Prensa y Difusión de Presidencia, Raúl Apold, visitó al plantel de Banfield para ofrecerles un Mercedes 1951 a cada uno
"Ella y Perón tenían puesta su simpatía en Banfield, pero no porque fueran hinchas, sino porque creían que el ciclo de Racing tenía que terminar. Que no podía seguir apareciendo el Gobierno como que estaba utilizando el poder para beneficiar a una fracción futbolística por sobre el resto de las instituciones", explicó Antonio Cafiero en Evita Capitana, dirigido por Nicolás Malowicki.
El secretario de Prensa y Difusión de Presidencia, Raúl Alejandro Apold, visitó al plantel de Banfield para ofrecerles un Mercedes 1951 a cada uno, siempre y cuando le ganaran a Racing. Fue el incentivo que encontró el Gobierno, a través de Evita, para validar su intención.
Ezra Sued, uno de los símbolos de aquel Racing, siempre recordó que unos días antes de la primera final, Cereijo reunió al plantel en una habitación. Ahí les contó que Evita y el Gobierno en general querían que ganara Banfield. Incluso habló de una compensación económica en el caso de que se dejaran ganar.
El plantel de Racing le pidió al influyente ministro de Hacienda diez minutos para hablarlo.
"Era moralmente inaceptable", dice Sued en el documental.
Cuando el plantel le contó a Cereijo que no podían dejarse ganar, el ministro de Hacienda sonrió orgulloso.
Hubo otros intentos. Pero ninguno funcionó. A pesar del deseo de Evita, de gran parte de la sociedad futbolera, incluso de Perón y de su Gobierno, Racing ganó aquel partido con un golazo de Mario Boyé y se coronó tricampeón. Con los años, ese duelo siguió generando historias.