Gustavo López es uno de los periodistas deportivos más escuchados desde hace tiempo y sus opiniones sobre la actualidad de un equipo o de un jugador siempre tienen repercusiones entre sus colegas y también entre los futbolistas pero en estas últimas semanas, le tocó a él ser el protagonista de la noticia tras contagiarse de coronavirus y terminar internado con los pulmones afectados y este sábado por emocionar a todos en Podemos Hablar al recordar a su padre fallecido cuando él tenía apenas 17 años.
"Yo soy de una familia de panaderos, mis abuelos, mis tíos, mi papá, todos panaderos. Nací adentro de una panadería. Empezó mi viejo a laburar, todos vivíamos ahí hasta los 12 años, los seis", empezó la historia de Gustavo López sobre su feliz infancia entre latas de tomate y costales de harina dentro del local fundado por su abuelo Aniceto.
Luego de un tiempo el negocio prosperó y su papá Héctor logró el sueño tan ansiado de la casa propia para su familia: "En un momento a mi viejo le empezó a ir bien, compró un terreno, se hizo una casa y nos fuimos a vivir más al centro de Lanús. Teníamos todo para disfrutar, mi viejo ya empezaba a hacer fiestas de 15 y casamientos, la panadería pasaba a ser una confitería, empezó a crecer". siguió el periodista de Radio La Red y Fox.
Pero la clásica sección del programa conducido por Andy Kusnetzoff invitaba a dar un paso al frente a los invitados que habían crecido lejos de alguno de sus padres por lo que la historia no tendría final feliz y todo comenzó el día que el papá de Gustavo sufrió un violento robo. "Un día mi viejo fue con mi mamá a llevar los manteles para lavar, bajó ella y mientras él la esperaba en el auto vino un tipo, le apunta y lo corre al asiento del acompañante. Mi viejo había cobrado la fiesta. El hombre maneja y mientras lo apunta a mi papá. Va por 25 de Mayo ahí por Lanús y mi viejo piensa 'si me agarra el semáforo en rojo me tiro'. Justo cuando cambia el semáforo, mi viejo se tira del auto pero este tipo se le tira encima y forcejean. Me acuerdo que llegó a mi casa todo mordido, en ese momento era vida o muerte. Tenía todo el brazo mordido, esto fue más o menos en febrero".
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— telefe (@telefe) September 13, 2020
"Mi viejo tenía 41 años recién cumplidos y gozaba de muy buena salud pero en marzo empezó a sentirse mal. Yo no sé si esto tiene que ver con lo que le pasó pero algunos dicen que sí. Yo pensé que tenía anginas, fiebre, gripe; nunca imaginé que era algo terminal. Un día me acuerdo que estaba en el colegio y veo que llegan mi hermana y mi prima a buscarme y nos fuimos de Lanús al Insitituo del Diagnóstico acá en Marcelo T. De Alvear y cuando llegué estaba mi viejo muerto y se me vino el mundo abajo. Yo tenía todo, una vida divina. Mi viejo era el mago, era el payaso, era el maestro, era todo para nosotros. Y de repente te quedás con 17 años a cargo del negocio, de la familia", repasó López el momento más duro de su vida.
Sin embargo, está convencido que ese sufrimiento lo ayudó a forjar su carácter y a sacarse los miedos para ir en busca de su gran sueño de convertirse en periodista deportivo: "Me mandé mil cagadas: volqué, choqué, me regalaron un perro gigante para que ocupe un lugar en la casa y al mes se me murió. Esto me ayudó en mi carrera, después de todo lo que me pasó cómo me voy a poner nervioso, qué más me puede pasar. Lamentablemente no tengo a mi viejo que me encantaría compartir un Mundial o una Copa América. Tuve que crecer así, a los golpes".