Río de Janeiro es el corazón del Mundial porque es la sede que mejor refleja la pasión y la alegría con la que gran parte del pueblo brasileño esperó esta competencia, pero hoy colores que dominaron las pasarelas de las playas de Copacabana fueron el celeste y blanco de los argentinos a la espera del debut en el Maracaná.
Las calles que enfrentan al balneario carioca más popular fueron las elegidas por cientos y cientos de argentinos de distintas parte del país, muchos de los cuales utilizaron recursos que quizá jamás imaginaron y sólo aceptan porque quizá sea la única manera de vivir un Mundial.
Sin embargo, no todo fue alegría ya que hubo choques aislados con la Policía Militar que impidió que los hinchas argentinos cortaran la avenida Atlántica lanzando gases lacrimógenos y pimienta.
Combis adaptadas como mini departamentos para cinco personas, un automovil en el que duermen cuatro amigos bahienses o un viejo ómnibus. Todo sirve si se trata de vivir un Mundial.
De a pie, en autos, combis y ómnibus, todos ellos desprolijamente estacionados frente al lugar en el que se realizará la Fan Fest, los hinchas, con banderas, camisetas, o algún elemento que los distinga como tales, inundaron las populares playas de esta ciudad.
Un ómnibus jujeño, con el escudo de Gimnasia y Esgrima de Jujuy en el centro, era la vedette, con banderas en el techo y ploteada especialmente para la aventura mundialista. Y con un detalle que pinta a la perfección el espíritu del viaje: en el techo, sobre un porta equipaje de hierro, una buena cantidad de leña y una parrilla.
Como ellos, tantos otros. De Salta, Tucumán, Rosario, Bahía Blanca, Liniers, San Miguel, La Plata y muchos otros puntos del país. Todos con algo celeste y blanco y sonrisas inmensas.
Hoy, como pocas veces antes, Río fue argentina.
Fuente: DyN