sábado 27 de abril del 2024
Análisis

Matera y Alfred, la UAR y la fenomenología

¿Quiénes somos y qué hacemos está fuertemente influenciado por el entorno que compartimos? El deporte, como escuela de valores, marca una impronta en el grupo de atletas. Tanto para bien como para mal.

Al igual que Pablo Matera, pero en la lejana Austria y hace casi un siglo, Alfred Schütz nació en el seno de una familia capitalina (Viena), acomodada, de clase media alta e instruida. Ambos, terminada su escolarización, emigraron en camino inverso. Pablo fue contratado para jugar al rugby en Europa, primero en Inglaterra y ahora en el parisino Stade Francais. Schütz salió de Austria, vivió un tiempo en París y terminó exiliándose en Norteamérica, huyendo del nefasto régimen nazi. Ambos experimentaron desde muy jóvenes los alcances de la muerte: uno perteneció a la división de artillería austríaca que luchó en el frente italiano en la Primera Guerra Mundial y el otro perdió a su padre siendo un adolescente de trece años.

La “fenomenología de Schütz” y los sucesos recientes en el deporte argentino, que tienen al capitán de Los Pumas como protagonista y van desde el primer triunfo del seleccionado sobre los All Blacks hasta sus lamentables tuits de hace nueve años, invitan a una reflexión más profunda que la que se está dando.

En el deporte argentino, de héroe a villano hay un corto paso. En el fútbol, por el alto nivel de exposición y retribución es habitual, no tan así en el rugby. Lo que aconteció en los últimos quince días con Pablo Matera quedará en el recuerdo, muy probablemente, como la mayor expresión de contradicción vivida en el mundo de la ovalada.

“Otro que quedó inmortalizado es Pablo Matera, quien primero defendió a sus compañeros adelante del árbitro y después, con un robo épico, sello una de las jugadas más importante de la historia de Los Pumas, cuando sólo faltaban 6 minutos para el cierre para consumar la victoria contra los All Blacks” titularon varios portales de noticias argentinos. Unas horas después, el capitán del primer seleccionado argentino que venció a los All Blacks, replicaba en sus redes sociales: "Llenarle de orgullo el pecho”.

Apenas pasaron quince días para que Pumas y neozelandeses volvieran a verse las caras. En el medio, el fallecimiento de Diego Maradona y el emocionante tributo de los All Blacks. Paremos acá. Instantes previos a que Sam Cane rompiera la fila con una camiseta negra en la mano y el número 10, más el nombre de “Maradona”, en la espalda.

Los Pumas All Blacks

La fenomenología es una corriente filosófica desarrollada por Schütz, en el siglo pasado, cuyo objetivo es describir diversos fenómenos de acuerdo a cómo se experimentan de manera consciente. Por aquel entonces, las ciencias sociales no le daban tanta atención a interpretar el día a día de las personas, a través de la realidad creada con los símbolos y la acción humana. Su libro “La fenomenología del mundo social” es considerado una de las obras más importantes y entre los conceptos fundamentales que desarrolla está el término de “realidad social”: que es la suma total de objetos y sucesos, tal como los experimenta el pensamiento de sentido común.  

La configuración biográfica asume que cada individuo se sitúa de una manera particular en el mundo. Con el paso del tiempo, el sujeto va ocupando otras posiciones, conoce otros mundos y va adecuando su postura moral e ideológica. A partir de la experiencia personal inmediata el sujeto aprende de la realidad y gran parte de la comprensión es adquirida por la posición que ocupa en el mundo. Tiempo y espacio determinan vivencias y desarrollan individuos.

Retomemos, entonces, desde el lugar de Pablo Matera. Abrazado a sus compañeros. Sabiendo que los hombres de negro, humillados hace quince días, vienen por revancha.  A partir de ahí, reflexionemos.

¿Matera podría haber roto ese abrazo fraterno para ir a buscar la camiseta como muestra de reconocimiento? Si, podría haberlo hecho. Pero romper la línea y alejarte del grupo es todo lo contrario de lo que habitualmente te enseñan. El abrazo fuerte es el “anti Haka”.

¿Por qué no hubo de parte de la UAR un reconocimiento institucionalizado? ¿Ni siquiera sabían lo que iban a hacer los All Blacks, como para sumarse? Está claro que no había interés genuino del mundo del rugby por exacerbar el homenaje pero sobre este punto, ¿es mayor la responsabilidad de las autoridades, que no previeron nada, o la del deportista que está con la adrenalina a tope y que no logra resolver intuitivamente lo que estuvo mal pensado? 

Entonces, ¿Por qué institucionalmente se escuchó la voz del último eslabón en la cadena de mando, el atleta, en las disculpas sobre la grosera omisión institucional? ¿No había dirigentes? ¿Por qué no hablaron los entrenadores? Si ya estaba marcado por su omisión en el campo, ahora Matera quedaba en el ojo de la tormenta y una vez que estás ahí dentro, es muy difícil zafar. Lo mínimo que le iba a pasar, era que le revisen todos sus posteos en redes sociales

“Cambiaré de idea tantas veces como adquiera conocimientos nuevos” decía el maestro, naturalista, paleontólogo y antropólogo argentino, Florentino Ameghino y es una gran frase para este momento.

A Pablo Matera, los mismos que lo pusieron a hablar en el mea culpa grupal para lavar sus culpas, le recomendaron borrar todos los mensajes escritos en las redes y cerrar la cuenta. Podría haber dejado el texto y salir a dar testimonio público pero no: le recomendaron borrarlos. Al titiritero se le vieron los hilos. Igual ya era tarde, sus comentarios xenófobos, misóginos y cargados de discriminación se habían dado a publicidad.

Nuevamente salir a disculparse, ahora si por algo de su responsabilidad pero que databa de hace 10 años. Para la justicia ordinaria, podría llegar a ser una causa prescripta pero no para los deportistas, quienes tienen que dar “ejemplo” toda su vida. Justamente, Maradona fue un ejemplo de la moralina dirigencial. Cuanta hipocresía. Cuanta hipocresía.   

A Matera lo suspendieron como capitán y lo separaron del equipo. Los mismo a otros de sus compañeros. Deslizan rumores que están evaluando si no los suspenden de por vida porque “no representa los valores del rugby argentino” ¿Hasta qué punto se puede castigar al capitán de los Pumas de hoy por lo que escribió cuando era un adolescente huérfano hace 10 años?

El objetivo de esta columna no es exculpar al capitán de los Pumas, al cual ni conozco ni vi jugar en persona en mi vida, ni me interesa verlo. El objetivo es que reflexionemos sobre el doble estándar que utilizamos con deportistas y dirigentes políticos. Ahora, resulta que nadie dijo, escribió ni hizo nada, cuando era adolescente, que hoy le genere vergüenza. Seamos sinceros.

Eduquemos. Trabajemos. No magnifiquemos ni judicialicemos cinco tuits de hace una década.

Ya lo decía el gran Alfred, en su texto, “nacimos rodeados de objetos culturales e instituciones sociales, en las cuales debemos movernos y con las que tenemos que entendernos. Nuestra vida cotidiana está determinada por el medio físico y socio-cultural en el cual estamos insertos.” El Pablito Matera tuitero, recientemente descubierto, era el emergente social de la formación recibida por su grupo en ese tiempo.