Con la tranquilidad que le dieron las últimas goleadas de River, Matías Almeyda se declaró hoy públicamente arrepentido por la forma en que manejó los alejamientos del club de Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, en una entrevista en la que dijo haber sido "un egoísta de mierda" y bromeó sobre su polémica reacción tras ser expulsado en la última edición oficial del superclásico.
"La salida de ellos (por Cavenaghi y el Chori) estuvo mal manejada por mí. Reconocí mi error. Luego hablé en privado con ellos, y lo que hablamos queda entre nosotros. Fue una situación que me superó. Fue horrible. Se me fue de las manos. Será algo que me queda de aprendizaje para mi futuro como entrenador", admitió el técnico en el programa "Basta de Todo" por Radio Metro (FM 95.1).
"Al otro día no tenía pensado hablar, pero al final hablé y fue peor. La comunicación fue mala, pero uno es humano y se equivoca. Quien crea que fue a propósito allá él. No actué como soy yo y por eso pedí disculpas. Pero en este mundo no es fácil pedir disculpas porque después te dicen 'ya es tarde', y en general uno no pide disculpas antes de equivocarse", agregó Almeyda.
En una charla totalmente distendida, el DT se mostró dispuesto a hablar sin tapujos inclusive cuando las preguntas le apuntaron a cuestiones personales. "Estuve cerca de tener un gran problema con el alcohol. Fui ayudado. Tuve una familia espectacular que me hizo entender que iba por mal camino. Le di valor a la vida. Mi di cuenta de que era un egoísta de mierda", expresó.
"He tenido suerte en la vida -agregó-. Cuando me deprimía no había nada que me levantara. Lo único que quería era estar con los ojos cerrados. Me acostaba en un sillón y estaba tres horas despierto, pero no mirando a nadie. Me decían que tenía que ir a un psicólogo. Me sirvió un montón hacerme analizar. Al principio no creía. Ahora tengo un dialogo más abierto con mis familiares y amigos".
Otro tema delicado que tocó Almeyda fue el retiro de Ariel Ortega: "Ojalá que pueda hacer su despedida y la disfrute como se merece. Hace poco hablé con Ariel. Sabe el cariño que le tengo y que la decisión que tomé era para incluirlo dentro de otra etapa de la vida", dijo haciendo referencia a la propuesta que tiempo atrás le hiciera al jujeño para que colaborara con él como espía de rivales.
El Pelado se refirió también a su relación con el presidente de River: "Hasta el día de hoy Passarella nunca me dijo que ponga a tal o cual jugador. Por eso trabajo con total tranquilidad. Él siempre fue muy directo y creo que nunca tuvo muy buena relación con la prensa. Los que dicen que cambio algo porque él me lo dijo no me conocen".
A 18 días de un nuevo superclásico oficial, Almeyda recordó luego aquel Boca 2 - River 0 de 2011 en el que, tras ver la roja sobre el final junto con Clemente Rodríguez, salió besándose la camiseta y tuvo un forcejeo con policías que lo escoltaban con escudos hacia el vestuario mientras insultaba a los plateístas xeneizes, por lo que fue denunciado por un fiscal.
"Me fui como un hincha. Con dolor, con ganas de pelear, con bronca por lo que había pasado en el partido y con bronca por ser expulsado. El hincha hubiera salido peleándose con el rival, como yo. Me hubiera encantado irme besándome la camiseta después de hacer un gol. No lo pude hacer y me fui peleando", admitió entre risas el otrora volante central.
Mientras espera por la evolución de los lesionados David Trezeguet y Leonardo Ponzio, quienes este miércoles se entrenaron de manera diferenciada debido a las lesiones que presentan en el tobillo derecho (una tendinitis y un esguince respectivamente), el técnico riverplatense hizo hincapié finalmente en la necesidad de no subestimar al próximo rival de su equipo en el Torneo Inicial.
"No es broma cuando digo que hoy pienso en Quilmes -sostuvo-. Nosotros precisamos tener un buen resultado contra ellos para poder disfrutar la semana previa del superclásico, que es muy especial. El objetivo es llegar a ese partido mejor que Boca, porque llegar peor significaría no tener un buen resultado con Quilmes".