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Con un festejo que se ahogó durante 12 años, el Real Madrid obtuvo su décima Champions League y los jugadores tuvieron una fiesta interminable: en el vestuario, en el hotel y en el avión.
La celebración se extendió a la Plaza Cibeles, donde Iker Casillas no dudó en tomar el micrófono y dio muestras de que no estaba en el mejor estado para hablarle a los hinchas del Merengue. Exultante, realizó una arenga arrastrando las palabras y con cánticos eufóricos.
Mirá el antecedente de Messi.
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