Pese a no atravesar su mejor momento, Real Madrid no necesita ayuda del árbitro ante un rival notablemente inferior como el Viktoria Plzen y la notable diferencia entre ambos equipos quedó reflejada en el marcador con el aplastante 5-0 a favor del tricampeón de Europa en suelo checo.
Pero cuando el partido recién comenzaba y todavía estaba igualado sin goles, Sergio Ramos pegó un codazo artero merecedor de la tarjeta roja que pasó desapercibido para el árbitro pese a la gran cantidad de sangre que perdió Milan Havel por el golpe.
El defensor español juraba que se había chocado con su hombro pero la repetición mostró una realidad muy diferente. A partir de la próxima temporada entrará en vigencia el VAR, que si hubiese estado hoy le hubiese marcado a Sergio Ramos el camino de las duchas. Otra vez se salvó.