"Lo que ocurre durante el partido queda dentro del campo de juego", dice una vieja frase hecha del fútbol aunque en la realidad esto ya no es así hace tiempo por culpa de las múltiples cámaras, los medios, las redes sociales y por los propios protagonistas que eligen contar lo que antes muchos callaban. Pero nadie puede juzgar al mediocampista del Nàstic de Tarragona Javier Ribelles que el sábado pasado tuvo la fortuna de conocer a Lionel Messi pero la desgracia de ser el encargado de marcarlo en el partido amistoso que su equipo disputó frente al Barcelona.
"Yo tenía claro que no podía dejarlo girar, porque si lo hace y te encara es complicadísimo. Y en una de esas, recibe de espaldas y lo encimo con todo, con los pies, con las manos, con el pecho y dejó el balón se giró y me dice: '¿Pero qué haces boludo? ¿Quieres dejar de darme patadas que estás todo el rato igual?' Yo me quedé sorprendido y le dije 'pero si eres el mejor, te tengo que dar patadas, no te puedo dejar girar. Como te gires, me vas a ganar", contó Ribelles en diálogo con El Chiringuito sobre el enojo de Messi en pleno partido amistoso.
Tras incorporarse una semana más tarde a los trabajos con el nuevo entrenador Ronald Koeman, Messi jugó solamente los primeros 45 minutos y su férreo marcador se quedó con las ganas de llevarse un recuerdo: "Le iba a pedir la camiseta pero iba a estar enfadado conmigo. Al final se la pedí a Griezmann, la verdad que fue muy amable y me la dio sin problemas. Con Messi he dejado la puerta abierta para hacer la paces si lo vuelvo a enfrentar", dijo entre risas el jugador del Nàstic.
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