El River de Marcelo Gallardo busca la regularidad perdida en los vaivenes del equipo

Luego de una derrota frente a Rosario Central envuelta en errores propios y con un arbitraje que, puertas adentro del grupo, fue considerado causal del golpe, el River de Gallardo volverá a atravesar una semana compleja.

Antes de jugar ante Sarmiento el domingo que viene en busca de una victoria que alivie, el equipo Millonario debe encontrar imperiosamente calma, paz y, sobre todo, una regularidad en el juego que no encuentra —ya no se sabe bien desde cuándo.

Porque jugar bien 90 minutos se le transformó en un imposible; porque ganar dos o tres partidos seguidos parece casi un deseo de otro tiempo; porque terminar con diez se le está haciendo habitual; y, sobre todo, porque —tal como viene pasando hace meses— cuesta encontrar un puñado de nombres titulares que se sostenga en el equipo.

Esto último pasará sin atenuantes el domingo: además de los dos expulsados (Maxi Salas y Portillo), hay una incómoda Fecha FIFA que se llevará a jugadores como Acuña, Montiel, Rivero, Galarza Fonda, Castaño y Juanfer Quintero. A eso se suma la ausencia de Ian Subiabre, concentrado con la Selección Sub-20 en el Mundial de Chile.

Al mismo tiempo, el cuerpo técnico deberá evaluar si en estos días tiene disponibles a lesionados que podrían regresar, como Enzo Pérez, Sebastián Driussi y Maxi Meza. Nada es sencillo para Gallardo.

Con este panorama —que hace rato no ayuda—, Gallardo sigue intentando cambiar para que el equipo juegue y se identifique con él mismo y con su historia. Por eso, River debe mostrar que esos primeros minutos ante Rosario Central —para el DT, los mejores del año— se tienen que quedar más allá de las circunstancias puntuales de los partidos.

Porque de los últimos 10 partidos, solo pudo ganar 3, metió una racha de 4 derrotas en fila y recibió 12 goles. Eso no tiene que ver con River.

El tiempo lo apremia: si bien no parece peligrar su clasificación a los Playoffs, y porque la semifinal ante Independiente Rivadavia no tiene pinta de ser un hueso duro, los propios defectos del equipo y los problemas autoinfligidos son el principal rival en esta etapa que se avecina.

La necesidad de ganar un título y la obligación de terminar el año con festejo es un objetivo que también necesita el hincha para seguir creyendo.

Bajo la sombra de estas historias y masticando la bronca por el arbitraje de Falcón Pérez frente a Central —que no es más que una piedra más en el camino entre tantas otras—, el equipo de Gallardo tendrá una jornada de descanso para volver al trabajo mañana, apuntando al domingo frente a Sarmiento con la problemática de jugar obligadamente con un equipo alternativo que, como muestra, tendrá a un juvenil como Agustín De la Cuesta en el mediocampo.