Periodista
En esta realidad convulsionada, con el regreso a una cuarentena estricta por el crecimiento exponencial de contagios y muertes por Covid-19, la dirigencia del fútbol terminó de enviar la señal política que un sector de la Casa Rosada le venía reclamando hace tiempo. Más a la fuerza que por empatía, la AFA y la Liga Profesional dejaron de mirar para otro lado y ayer se alinearon a lo que había dictado y anunciado el Gobierno el jueves: la suspensión de sus competencias locales, incluidas las semifinales de la Copa de la Liga previstas para este fin de semana en San Juan.
El trazo grueso de la decisión lo consensuaron el presidente Alberto Fernández y Marcelo Tinelli, que se tomó licencia como presidente de San Lorenzo pero sigue a cargo de las gestiones más importantes de la Liga Profesional. Luego, ese acuerdo se afinó con conversaciones entre el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia.
La postergación de las semifinales y de las categorías de Ascenso se da en un calendario cada vez más minado, con nueve partidos por Libertadores y Sudamericana que deberían jugarse entre martes y jueves, fechas de Eliminatorias para el 3 y 8 de junio, y una Copa América en un limbo geográfico, luego de que Conmebol anunciara la baja de Colombia como anfitrión. Argentina, con 35 mil casos y más de 600 muertes por día, es por el momento el único país organizador.
¿Qué pasará entonces? Nada está claro. Lo único cierto es que la definición de la Copa de la Liga será a principios de junio con el “fin de acompañar las medidas sanitarias anunciadas por el Presidente Alberto Fernández”, como remarcó el comunicado que salió desde Viamonte 1366.
Mientras ayer algunos dirigentes tramitaban permisos para que los jugadores puedan seguir entrenándose durante la nueva Fase 1, surgían por lo menos dos preguntas que nadie sabía responder: ¿podrán jugarse los partidos de los torneos internacionales en el AMBA? ¿Argentina está en condiciones de organizar la Copa América, aunque sea solo para “para la televisión”, como dijo Alberto esta semana?
Quizás la primera pregunta ayudaba a responder la segunda. ¿Por qué? Anoche el Gobierno anticipaba que evaluaba una “excepción” para los partidos de Conmebol en las zonas con alto riesgo y alarma epidemiológica, como actualmente están identificadas el AMBA y Rosario. No sería la primera vez. Hace tres semanas, cuando las restricciones se aplicaron a partir de las 20 y los partidos de la Copa de la Liga se ajustaron a ese horario, los encuentros por Libertadores y Sudamericana siguieron jugándose casi hasta la medianoche.
La excepción más grande, sin embargo, no sería esa, sino la Copa América que empieza el 11 de junio y perdió esta semana a su coorganizador por el estallido social que transita y sufre Colombia. El mayor problema por estas horas es que Conmebol tiene la idea de reemplazar a las cuatro sedes colombianas por estadios que, salvo el Bicentenario de San Juan, se ubican en el epicentro de la crisis sanitaria argentina: los estadios de Racing o Independiente; el de la Ciudad de La Plata o el de Estudiantes; y la Bombonera.
Una curiosidad propia de estos tiempos: Independiente se había postulado como posible sede, la semana pasada veedores de la Conmebol visitaron el Libertadores de América, pero ayer su presidente, Hugo Moyano, pidió correrse de la organización ante la catástrofe sanitaria. "No soy especialista en salud, pero creo que hay que hacer el esfuerzo para evitar la Copa América en Argentina. Primero está la vida", enfatizó el directivo en El Destape radio.
Esa idea, que empieza a tomar fuerza entre la dirigencia y el Gobierno argentino, ya llegó al edificio de la Conmebol en Luque. Su presidente, Alejandro Domínguez, empecinado en que el show debe continuar, sabe que siempre tendrá el recurso de mudar todo a Paraguay. O, quizás, a algún otro país de la región que le garantice cuatro estadios. En juego, entre las miles de muertes y los millones de contagios, hay 200 millones de dólares que la Conmebol espera recaudar por una competencia que tendrá a Messi, Neymar y Suárez en escena.