miércoles 24 de abril del 2024
Diego eterno

Maradona y el aniversario de un “Diego desde adentro”

Un libro que logra contar cosas que muy pocos conocen sobre la vida del Diez. La palabra de Fernando Signorini.

“No sé. No recuerdo el número, pero tengo claro que Diego se infiltró infinidad de veces para jugar al fútbol”, afirmó Fernando Signorini desde México. Nos juntamos a charlar nuevamente con la excusa de “Diego desde adentro”, el libro que acaban de publicar, junto con Luciano Wernicke y Fernando Molina en Editorial Planeta.

En sus 300 páginas, Fernando cuenta a un Maradona no tan conocido. Un Diego, que por ejemplo, invita a un equipo de tenis europeo a verlo al Camp Nou, cuando jugaba en Barcelona, porque lo habían aceptado a su hermano a disputar una competencia.

El libro es peculiar y seguramente muy interesante para los maradonianos porque pese a que la vida de Diego Maradona haya sido una de las más expuestas al discernimiento público, este libro logra contar cosas que muy pocos conocen.

Reconozco no ser maradoniano pero este libro me convoca igual desde las historias del Maradona lesionado. Justamente Signorini, su autor, empezó su trabajar con Diego a partir de una lesión: la brutal patada de Andoni Goikoetxea, aquel zaguero vasco y actual embajador del Athletic Club, quién lo maltrato como jugador pero lo ha recordado con enorme cariño y admiración tras su fallecimiento en “CalcioNapoli24”.

Libro Diego

"Fue como un rayo en un cielo despejado. Nos ha dejado el mejor jugador del mundo, un genio del fútbol con el que compartí los años de mi carrera”. Aquella fractura del maléolo peroneo del tobillo izquierdo, con desviación y arrancamiento del ligamento lateral externo, fue un hito en la carrera de Maradona y el disparador de una relación que perduró hasta el último día.

“Diego en la infiltración encontró la llave maestra para seguir jugando”, sostuvo Signorini desde México y me consternó. Hoy, en un fútbol donde se dispensan cuidados especiales a los futbolistas para prolongar su perdurabilidad y la infiltración para jugar está perimida, donde la conciencia sobre la corporalidad está en su nivel más alto, evocar aquellos tiempos de jeringas libres y al por mayor, es como recordar el Lejano Oeste del fútbol.

“Me acuerdo un Argentina – Uruguay en el Maracaná en la Copa América de 1989, donde Diego no podía moverse de los dolores lumbares y los doctores terminaron infiltrándole la columna para poder jugar. A los 15 minutos lo mirabas y parecía una estatua. No se podía mover, pero de pronto pareció que se olvido de todo y no lo podían parar. Fue increíble”, evocó Signorini desde México como si hubiese sido ayer y la magia permaneciese intacta.

Mas allá de su genialidad, de su riqueza técnica y de su liderazgo, Maradona tenía un carácter único. Era un pura sangre. Un indomable. Un masoquista rebelde que se creía indestructible. Su cuerpo especial, en la juventud, lo habilitaba a creerse así. Como el Ave Fénix, resurgió de sus cenizas muchas más veces que cualquier otro futbolista. El tiempo, obviamente, le haría pagar las consecuencias.

“A Diego, más allá del tobillo que todo el mundo recuerda en la Copa del Mundo de Italia 90, lo infiltraron en un montón de lugares. En la espalda, en la Copa América de Brasil; en la rodilla, en el Napoli; en los aductores lo infiltró varias veces el Dr. Oliva porque no podía moverse; hasta en la uña del dedo gordo lo infiltraron para jugar los siete partidos del Mundial de Italia y pocos lo tienen presente. Diego se colgaba cabeza abajo de un plataforma que le mandamos diseñar para aflojar los dolores de espalda” cuenta Signorini y emociona.

Maradona fue un animal del fútbol. Una fiera. Un individuo con una coordinación neuromuscular pocas veces vista. Un adelantado a su época, como cuando le convirtió el gol a Bélgica en la semifinal de México '86 y todos pensaban que se iba a caer pero giró sobre su eje, mantuvo el equilibrio y salió festejando el gol como si nada ocurriese. Las cualidades no se explican, se tienen. Y en el caso del Diego, se disfrutan.

En las vísperas de su primer natalicio post mortem, “Diego desde adentro” es una revelación. Supuestamente, y como afirmación muy discutible de portada, “el camino sobre como el mejor futbolista del mundo se convirtió en el mejor de la historia”.

Dudo que haya sido el mejor de la historia pero, indudablemente y sin discusión, fue único. Un primus inter pares. Y el libro es la intimidad de la relación entre el primer personal trainer de la historia del fútbol y su indómito pupilo, la relación entre un entrenador “open minded” y un entrenado “out of law”.  Es una joya para leer y entender un momento de la historia del fútbol. Muy difícilmente puedan las lecciones ser extrapoladas a la actualidad.

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